“Y Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todas las cosas que Jehová mandó a Moisés”. (Shemot 38:22). La parashá de esta semana menciona a Betzaleel, ese gran artista y constructor que hizo el Mishkán y otros instrumentos para el servicio del Eterno como la Menorá, el Efod, etc. Nuestra tradición dice que él era bisnieto de Miriam, la hermana de Moshé, y que su padre Jur estuvo implicado en el incidente del becerro de oro donde murió. Sin embargo Miriam tuvo en Betzaleel el consuelo de la pérdida de su hijo, ya que él fue el gran diseñador de Dios.
El nombre Betzaleel se puede traducir como el que está a la sombra de Dios es decir, que el artista recibió la inspiración de Dios mismo para poder crear y diseñar toda clase de artilugios, al estar bajo su sobra; y qué mejor fuente de inspiración que la obra de la creación, es decir la naturaleza. Si hacemos memoria, los brazos de la menorá estaban formados por frutos como la manzana y flores como la de almendro, es decir no inventó nada nuevo, sólo se inspiró en lo que ya existía.
Esto me hace pensar que el hombre es capaz de crear las más bellas y majestuosas obras y llenar a este mundo de maravillas, pero la inspiración proviene de Dios, ya que, según la tradición judía, el Eterno creó este mundo en seis días y después reposó y contempló la obra que había hecho. (Bereshit 2:2). Posteriormente cedió el lugar al hombre para que fuera él quien siguiera creando, es decir, la creación no está terminada.
Día a día tú y yo seguimos creando cosas, al elaborar un mueble, pintar un cuadro, componer una canción o simplemente al redactar un texto como este; pues tenemos lo más importante, la inspiración de Dios que hace que lleguen ideas nuevas a nuestra cabeza y nos permitan seguir contribuyendo a la creación.
Un midrash dice que cuando a Moshé, estuvo en el Monte Sinaí y se le reveló la construcción del Mishkán, tuvo la impresión de que a él era quien habría de construirlo con sus propias manos; sin embargo Dios le dijo: -“A pesar de que Yo te mostré el diagrama del Tabernáculo y la estructura de todos sus componentes, tú no eres el artesano que lo construirá. ¡Tu tarea es ser un líder no un artífice!”. De aquí podemos tener una gran enseñanza: se requiere de revelación e inspiración para que algo pueda existir.
Eyal Wong
Adar II, 5779