Ieshaiá (Isaías) 43:21-44:23
En forma personal la lectura de esta Haftará me lleva a una reflexión muy necesaria en los tiempos que estamos viviendo.
La Haftará inicia con un exhorto a Israel (Isaías 43:23) diciendo: “No Me invocaste, te cansaste de Mí, no Me ofreciste tus ofrendas Olá, ni Me honraste con tus ofrendas Shelamim…”
Es importante saber que la palabra con la que se hace referencia a estos sacrificios u ofrendas en el original hebreo, es Korbán, que significa “acercar”, “aproximar”, porque en los tiempos en que estos se realizaban, el korbán tenía ese propósito de cimentar el acercamiento entre la persona y Dios. El korbán no era, ni es un remedio para el pecado o para obtener perdón. Siempre ha sido a través del proceso de Teshuvá que se retorna al camino del Eterno, así el korbán se convierte entonces en una vía simbólica para asumir la responsabilidad. En los sacrificios de animales se acostumbraba poner las manos sobre el animal simbolizando la trasmisión de las transgresiones y ofrendado como sustituto del hombre.
El día de hoy ya no se realizan estos sacrificios y espero que nuestra evolución y racionalidad no permita que se vuelvan a realizar, ya no hay un animal en quien poner las manos para traspasar nuestras falta de responsabilidad, ni un sacerdote que haga el sacrificio por nosotros, debemos preguntarnos ¿Sobre la cabeza de quién pondremos nuestras culpas o responsabilidades? ¿Quién hará el sacrifico por nosotros?
Los tiempos que estamos viviendo deben llevarnos como individuos, a tomar la responsabilidad de nuestros actos, dejar de querer responsabilizar a otros de lo que nos sucede, en lo individual y como sociedad.
Si el propósito del korbán es acercarnos al Creador, tenemos la Tefilá, la Teshuvá y la Tzedaká, que hoy día cumplen esa función.
Dios no necesita as ofrendas o sacrificios, esto lo necesitamos nosotros, no son para negociar el perdón de Dios, pues en esta Haftará también aprendemos que El Creador dice. “Yo. Yo borro tus transgresiones por mi propia causa”, “No recordaré tus pecados” y esto no es porque lo merezcamos.
En esta Haftará nos recuerda que fuimos formados desde el vientre materno, que siempre nos ayuda, que no debemos temer, que verterá su espíritu, su bendición.
Estos versículos de Isaías nos llevan también a recordar que Él es el primero y El último y que fuera de Él no hay Dios, que debemos cuidarnos de la idolatría, de todo aquello que el hombre crea (de piedra, madera, papel, o personas, rituales, religiones, etc.) y eleva a nivel de dios, haciéndolo olvidarse del Creador. Nos invita a cuidar nuestra alma y ser capaz de decir… ¡esto es un fraude!
El día de hoy vivimos tiempos difíciles, una microscópica partícula está cimbrando el mundo y necesitamos actuar con responsabilidad, Dios nos creó y creyó que fue bueno, pero sabe que no somos perfectos, este precisamente es nuestro trabajo diario (tikun) nuestra corrección personal y como sociedad.
Estamos en vísperas de Pesaj y cada año leemos sobre las plagas y como fuimos librados, cantamos “Dayenu” (Nos hubiera bastado”)…que diferente es decir esto cuando todo ha pasado, hoy estamos en medio de una pandemia y “a mí no me basta”, no me basta porque conozco en quién creo y lo que puede hacer. Confiemos en Dios, pero protejamos nuestras puertas, no sólo físicas, sino las del alma, veamos a nuestro alrededor y ayudemos al prójimo y seamos juntos un korbán que sea aroma grato ante el Eterno.
¡Shabat Shalom ve Refúa Shlemá!
Verónica Ahavá
3 Nisan 5780
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