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PARSHAT JUKAT

PARSHAT JUKAT, BAMIDBAR (NÚMEROS) 19:1 a 22:1

HAFTARAT JUKAT, SHOFTIM (JUECES) 11: 1-33

“Leyes, ética y decretos”

INTRODUCCIÓN

La lectura inicia a casi dos años de la salida del pueblo de Egipto, el primero de Nisán de 2,448, el último día de la Inauguración del Mishkán, cuando Hashem le revela a Moshé las leyes de la Pará Adumá, que se asocia a la vaca roja (Números 19:1-22).

Posteriormente la lectura nos ubica el 10 de Nisán, a casi 40 años después de la salida de Egipto, con la muerte: de Miriam y la desaparición del manantial de agua (Números 20:1-6), lo que da lugar a la transgresión de Moshé y Aharón en Mei Merivá, al golpear la roca para que diera agua. Se cree que debido a ello Hashem decreta la muerte de Moshé y de Aharón (Números 20:1-13).

El pueblo sigue su camino para llegar a la Eretz Israel, por un camino al parecer más directo y corto, pero al llegar al límite de la tierra de Edom, Moshé manda un emisario al rey de Edom, diciendo: 

“Así dice tu hermano Israel: tú sabes todas las contrariedades que hemos pasado….permite que atravesemos tu territorio”, pero Edom les contesto: “¡No atravieses mi territorio, de lo contrario saldré contra ti con espada”. 

Los israelitas le replicaron: “Iremos por el camino principal, no provocaremos perjuicio y pagaremos todo lo que tomemos”, pero Edóm respondió: “!No pasaran¡” Y salió a enfrentarlos con mucha gente y mano fuerte (Números 20:14-21). 

El pueblo decide rodear a Edóm, pero cuando aún se encontraban en el límite de la tierra de Edom, en el sitio llamado “montaña de una montaña” o Hor Hahar, Hasem le informa a Moshé que su hermano y sumo sacerdote, Aharón debe morir y debe ser sucedido por su hijo Elazar como Cohén Gadol. Aharón muere a la edad de 123 años en primero de Av de 2,487 (Números 20:29).

Después de la muerte de Aharón (según el Midrah, Aharón representaba la nube de Gloria); el pueblo es atacado por los Amalekím, que, según el Midrash, ellos en colaboración con su vecino el Rey de Canaán, pidieron prestados trajes canaanitas, para combatir con la apariencia de canaaním, porque pensaron: “los judíos nos confundirán con canaaním y orarán a Dios destruir a los canaaním, y así sus plegarias serán dirigidas a un pueblo diferente y serán ineficaces”.

Sin embargo, el pueblo obtiene la victoria, y la ciudad es llamada Jormá, que significa: consagración (Números 21:1-4).

Todavía en la frontera de Edom, el pueblo se desespera y se vuelve a quejar,

¡quiere resultados¡,

y comenzaron a hablar contra Elokim y contra Moshé: Por lo que Dios envió serpientes venenosas que producen mordeduras fatales sobre muchos de los quejosos. Muriendo una gran multitud. 

Cuando se arrepienten, Dios instruye a Moshé sobre la elaboración de la serpiente de cobre (bronce) llamada saraf (Midrah, Bamidbar), la cual fue elabora de una serpiente venenosa, para curar a aquellos con mordeduras de serpiente (Números 21:9), el requisito era mirar la serpiente de bronce.

Le siguen una gran cantidad de milagros en el Río Arnón: donde no escaseo el agua, existían torrentes de agua.

Después, Israel tiene dos grandes batallas contra dos temidos gigantes: 1) la primera con los emoritas, liderados por el terrible gigante Sijón y 2) con otro pavoroso enemigo: Og, rey de Bashán. 

Moshé manda un emisario con al Rey de Sijón, diciéndole: “queremos atravesar por tu territorio, no nos desviaremos hacia los campos ni hacia los viñedos, ni tomaremos agua de ningún pozo. Iremos por el camino real hasta haber salido de tus fronteras”. Pero Sijón no dio permiso a que el pueblo atravesara, sino que juntó a su gente y enfrentó a Israel. Pero Israel lo derroto a espada (Números 21:21-30). 

Posteriormente, se enfrentó al rey de Bashán, Og, quién salió a enfrentarlo.

Hashem le dijo a Moshé: “No temas, pues te lo entrego en tu mano a él, a todo su pueblo y su territorio. Y se apoderaron de todo su territorio (Números 21:33-35).

Partieron los israelitas y acamparon en las planicies de Moav, en la ribera oriental del Río Iardén, en la margen opuesta a Ierijó (Números 22:1).

La Haftara, nos ubica en el libro de Jueces (11:1-33), casi 300 años después de lo acontecido en la Parshat. Los hechos se centran en el guerrero Iftaj, hijo de Guilad. Guilad tuvo dos familias con hijos, una con su esposa (al parecer mujer de su tribu) y otra con una concubina (al parecer mujer de otra tribu). Iftaj fue hijo de la concubina. 

Cuando crecieron los hijos de su esposa de Gilad, desterraron violentamente a Iftaj. Argumentado que no tenía parte en la herencia de su padre. Iftaj se refugió en la tierra de Tov, ahí conoció y se unió con un grupo de hombres ordinarios.

Tiempo después, los amonitas atacaron a Israel, y los ancianos (sabios) de Gilad fueron a buscar al guerrero Iftaj, y le ofrecieron que fuera el capitán en jefe en esa guerra contra los amonitas. Pero él les respondió: ¿acaso no fueron Ustedes los me corrieron de la casa de mi padre? Y ellos dijeron: por eso venimos por ti. 

Interesante respuesta, no constaron la pregunta sino más bien dijeron: dado que eres de los nuestros ven a defendernos.

Iftaj, les propuso: “Si Ustedes me llevan para luchar contra los amonitas y Hashem me los entrega servidos, entonces seré el caudillo de Ustedes”. Y ellos aceptaron, y fue nombrado caudillo y líder. Pero Iftaj, antes de aceptar se aseguró del pacto con Hashem. 

Lo primero que hizo Iftaj, fue consensar la Paz con el rey de los amonitas, por medio de un emisario. Preguntándole: ¿Qué tienes contra mí que vienes a atacar mi territorio?, Pero el rey de los amonitas, respondió con una mentira ya que argumentó que Moshé y el pueblo se había apoderado de su territorio, 300 años antes, lo cual refutó Iftaj, corrigiendo los hechos y describiéndolos tal y como lo dice la parshat. 

Además, Iftaj le dijo: Todo lo que kemosh, tu dios, te dé en posesión, lo poseerás tú. Y todo lo que Elokim expulse ante nosotros, esas tierras las poseeremos nosotros.

y dijo: Y ahora, ¿acaso te crees mejor que Balak, rey de Moav? ¡él jamás enfrento a Israel, ni jamás lo atacó!. 

Iftaj, dijo: Yo no te hice ningún mal, pero sí tú me traes mal atacándome. Que Hashem, el juez, decida entre los Israelitas y los Amonitas. Pero el rey de los amonitas no escucho. Y Hashem, los entrego en sus manos.

GENERALIDADES

La porción de Jukat inicia con una explicación acerca de cómo los impuros y los inmundos deber ser purificados con las cenizas de una vaca roja. Esta mitzvot de la Torá es clasificada como un jok, es decir, como aquellas mitzvot cuyo propósito o significado no son necesariamente entendidos por la inteligencia humana. Hay numerosos ejemplos de jukim (plural de jok) pero el Midrash enumera cuatro acerca de los cuales la Torá declara explícitamente: “es un jok”, ya que tienen elementos aparentemente contradictorios y están expuestos a ser ridiculizados por el pensador racional, por lo general concluyen: “es un jok y no tengo derecho a cuestionarlo”. 

Esta Mitzva contiene mucha profundidad y sobre ella escribió el hombre más sabio que ha existido, el Rey Shlomó: “Yo pensé que sabía todo, pero ella está muy lejos de mi alcance intelectual”; “Yo la estudié y me esforcé por entenderla, pero ella está fuera de mi alcance”.

La vaca roja con el berro de oro está continuamente relacionada con el hecho de que cuando Moisés ascendió a la cima para recibir la Ley, bajo la cual los israelitas recién liberados de Egipto vivirían para siempre, el pueblo adoro un becerro de oro, Moisés al darse cuenta de ello, encolerizado e hizo trizas las primeras tablas de piedra. Por ese hecho el pecado del becerro de oro, la muerte y la impureza que esta produce, retorno al pueblo. Por lo que Hashem designó a la vaca roja como la “madre del becerrero” para purificar la impureza causada por el hijo.

Según el Jhumásh Shem Tob, en total existieron 10 vacas rojas que con sus cenizas se purificó al pueblo de Israel durante más de mil años. El Midrash, dice que está este día nueve vacas han sido quemadas y que la décima será preparada por el Mashíaj. Lo que sí es verdad, es que las vacas completamente rojas que cumplan con todos los requisitos especificados en la Torá, son muy raras. Sin embargo, en Israel el 13 de septiembre de 2018, nació una vaca candidata a cumplir todos los requisitos, no sé sí con ayuda de la biotecnología; pero el 04 de marzo de 2121, esa vaca es 99.9% roja, por lo que muchos la relacionan con el cumplimiento de una profecía relacionada con la construcción del tercer templo.

En general, la mayoría de los comentaristas de la Pará Adumá, sugieren que su enigma es porque ella simultáneamente purifica e impurifica, es decir, contiene el enigma de la aparente contradicción, ya que purifica al impuro e impurifica al puro.

Se dice que dos formas de ver las cosas: la llamada mojin de gadlut o “mente abierta”, cuyo objetivo es tener una visión más amplia de las cosas. Y la llamada mojin de katnut o “mente pequeña”, en donde todo es una parte de la realidad y todo se ve desfragmentado o desconectado. 

Con la ayuda de Hashem realizaré este comentario:

Me preguntaba, los sabios consideran esta porción como un enigma y tal vez hubiera sido aún más enigmática si en la Torá dijera, que en lugar de una vaca roja se tratará de una vaca azul 

¿qué tiene que ver el color?

y si pensamos que el color No es algo intrínseco de los objetos o de las cosas, sino que es el resultado del acto de percibir.

Es decir, vemos las cosas de color debido a que nuestro ojo capta determinadas longitudes de onda de la luz a través de un determinado tipo de conos de nuestro ojo que posteriormente nuestro cerebro interpreta como dicho color. 

Desde el punto de vista de la percepción social y cultural y de su efecto sobre el cerebro, se puede destacar que el color rojo tiene asociaciones positivas: el calor, la pasión, la energía, la afectividad, el amor, la sensualidad, la prosperidad, el poder, la fuerza, la vitalidad, incluso con la vida. 

Pero probablemente son mucho más conocidas sus connotaciones negativas, vinculadas a la sangre, con el comportamiento violento, el odio, la agresividad, la falta de control, el exceso, el peligro, incluso la muerte. 

En definitiva, es uno de los colores en los que más claramente se ve la bipolaridad del simbolismo, con significados contradictorios como: la Vida y la Muerte; el amor y el odio; la pureza y la impureza; la materia (el cuerpo) y lo espiritual (el alma).

¡Tal vez por eso, el color de la vaca ¡.

Si bien, en esta porción de la Pará Adumá (vaca Bermeja), consiste en una serie de pasos para purificar al hombre que haya estado en contacto con un cadáver y la forma de cómo puede ser a la vez impuro, en ella existen los siguientes simbolismos:

  1. El sacerdote
  2. La vida
  3. La muerte
  4. El fuego (que produce las cenizas) 
  5. El agua (que purifica)

El sacerdote en la Pará Adumá, es quién realiza la acción de purificación; no se realiza sola, hay una secuencia de acciones. Para que algo sea bendición o maldición, deber llevarse a cabo una acción.

El fuego y el agua, son físicamente antagónicos.

La palabra fuego en ocasiones se utiliza para: 

  1. Asociar la presencia de Hashem: “Allí, el ángel de Hashem se le presentó en una llama de fuego …” (Shemot, 2:3); 
  2. Se utiliza en visiones simbólicas (Ezequiel 1:27)
  3. Describir su palabra: ¿No es acaso mi palabra como el fuego…y como martillo que despedaza la piedra? (Jeremías 23:29).

Antagónicamente, también se usa:

  1. Porque Hashem tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso (Deuteronomio 4:24).

Por otro lado, la palabra agua, mayim, (מים), en ocasiones se utiliza como símbolo de:

  1. Angustia (Isaías 43:2, Salmo 66.12): “Cuando pases por las aguas yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti”.
  2. Cosas violentas (Isaías 28:2); “He aquí, el Señor tiene uno que es fuerte y poderoso, y que como una tormenta de granizo y como una tempestad arrasadora, como ímpetu de recias aguas que inundan, derriba a tierra con la mano”.

Antagónicamente, también se usa para denotar:

  1. Paz (Salmo 23.2), “En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará”.
  2. Cosas vigorizantes (Isaías 32:2); “Y será aquel varón como escondedero contra el viento y como un abrigo contra la tormenta, como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra sedienta”.

Según Rashí (La Tora con Rashí, Bershit), dice:

Entonces, los simbolismos en la Pará Adumá (הפרה האדומה), pueden representar dos cosas diferentes y a vez la misma cosa, dependiendo del contexto y de la percepción. Y es más, ambos simbolismos juntos pueden formar una misma cosa.

La Vida y la Muerte, son físicamente antagónicos.

La diferencia entre un ser vivo y un cadáver, es el alma viviente ( נפש חיו).

La Vida y la Muerte son antagónicos y el tener o ser uno u otro, depende de tener o no, la esencia llamada alma. Dios dijo: “Que las aguas produzcan seres pululantes de alma viviente ( נפש חיו), y aves que vuelen sobre la tierra frente a la expansión del cielo” (La Tora con Rashí, Bershit 1:20). Entonces, lo que conecta a la Vida con la Muerte, es la esencia divina.

Esos elementos aparentemente contradictorios o antagónicos están unidos por esa esencia, que cuando se pierde, se produce la muerte. La muerte no precisamente física, puede ser espiritual, emocional reflejada como desánimo o desinterés, apatía, etc. Mientras la esencia divina no se pierda, una acción o una cosa, son bendición; pero esa misma acción o esa misma cosa también pueden ser maldición, si la esencia divina se pierde. 

Si perdemos la conexión con la esencia divina, lo que hagamos o decimos puede matarnos (física, mental o espiritualmente) o impurificarlos, debemos de esforzarnos en mantener esa esencia cada día, ya que, al pasar el tiempo la podemos perder, y aparentemente se puede secar el manantial de esa esencia, y culparemos a otros de nuestras acciones, y nuestro corazón se puede convertir en roca, tan dura, que para que podamos entender, no bastarán las palabras, necesitaremos que rompan nuestro corazón.

En la historia de nuestra existencia, depende de nosotros mantener o recuperar o no esa esencia, por medio de la emuná y la acción, ¡ de ambas!. Tal y como lo dicta Hashem en la lista de acciones que debe hacer el sacerdote Elazar.

Por supuesto, la palabra de Hashem como simbolismo del agua necesaria para la vida, necesaria para limpiar y purificar nuestras acciones por medio de la rectificación. Si hoy día, seguimos idolatrando becerros de oro, lo cual introduce muerte, tenemos promesa de poder ser librados de nuestros impulsos por medio de nuestro proceso de rectificación o corrección (tikum). 

Débenos ser persistentes en nuestros objetivos, en nuestro camino a la bendición, sin querer tomar atajos, sin perjudicar al prójimo, respetando, sobre todo a nuestros hermanos, buscando siempre primeramente la Paz, por medio de la conciliación. Sin alejarnos de la bendición de Hashem, ya que los enemigos (obstáculos, problemas), saben cuándo la “nube de Dios”, no está sobre nosotros y se disfrazarán sutilmente y querrán matarnos. Pero la promesa es, que si somos persistentes tendremos la victoria. 

Así como en Shemot (Exodo 17:1-6), Moshé golpea la roca por primera vez y brota agua, y es una bendición para él y el pueblo, en Bamidbar (Números 20:11) Moshé golpea la roca (por segunda ocasión), y cae juicio sobre él. En la primera acción Moshé hace lo que Hashem le dice, en la segunda golpea la roca, pero Hashem le dice que le hable a la roca.

Así como cuando el pueblo habla contra Hashem y Moshé, y Hashem envía serpientes venenosas como medio de muerte, ese mismo simbolismo de la serpiente se convierte en bendición de vida, por medio de la conversión del báculo de Moshé en una serpiente de cobre (o bronce) pero, además fue necesario el arrepentimiento y hacer lo que Hashem dijo: no quitar los ojos de la bendición. 

Pero ese mismo objeto metálico por el cual se daba simbólicamente bendición por medio de la vida, mucho tiempo después se convirtió en maldición, ya que de nueva cuenta se transgredió la palabra, ya que en Melajim (Reyes 2:18:4), dice: “Quitó los lugares altos, derribó los pilares sagrados y cortó la Asherá. También hizo pedazos la serpiente de bronce que Moshé había hecho, porque aquellos días los hijos de Israel le quemaban incienso; y la llamaban Nejushtán”. 

Así como, aparentemente el guerrero Iftaj, fue un estorbo para los guiladitas, posteriormente fue bendición. Pero para ser bendición y tener la victoria, Iftaj, nunca quito los ojos de Hashem, aun cuando fue desterrado y se haya reunido con personas comunes, ¡no abandono sus principios ¡.

Algo muy difícil de tener en la vida es paciencia, no debemos desesperar y quejarnos, menos cuando pensemos que ya casi llegamos a la bendición, no sea que nuevos obstáculos aparezcan y nos traten de matar, pero aun así hay esperanza, ya que Hashem el mismo problema la puede convertir en la solución, por su puesto si no lo perdemos de vista a él y por medio del arrepentimiento.

Así, que cuidemos en nuestra vida que el dinero sea una bendición y no una maldición, el trabajo que es una bendición no se convierta en una maldición, que nuestras palabras sean una bendición y no se conviertan en maldición, etc.

Si permanecemos en su Luz y nos apoyados en su bendita palabra, en la vida vendrán gigantes (problemas, obstáculos), cosas aparentemente no lógicas, las cuales venceremos y veremos actos sobrenaturales en nuestra vida (milagros). Confiando y haciendo, al mismo tiempo.

No envidiemos lo que otros tienen, lo que su dios les dio que sea de ellos y lo que Hashem nos dé que sea de nosotros.

Que Hashem nos permita acampar en las planicies con Paz y Felicidad.

Baruch benAvraham veSaráh

9 de Tamuz 5781
19 de junio 2021

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