Haftará Nóaj
Isaías 54:1-55:5
Esta semana la lectura de la haftará se encuentra en el libro del profeta Isaías, quien a través de una metáfora compara a Jerusalén con una mujer estéril, abandonada por su esposo y desolada, se dirige a ella con palabras de aliento, invitándola a levantar su cabeza y ensanchar su territorio, pues todo esto que está pasando quedará atrás y no será recordado, le recuerda que su marido es su Hacedor, El Amo de Legiones (ejércitos) es Su Nombre. Si bien fue abandonada por un pequeño instante y con un poco de enojo se ocultó de ella, con gran misericordia la recogerá y con bondad eterna se apiadará de ella, pues El Eterno es su Redentor.
Estas palabras son dichas a un pueblo que venía viviendo bajo dominio asirio y posteriormente babilónico, con un templo destruido y exiliados en su mayoría. La desolación era tanta que dice el Salmo 137: “sobre los ríos de Babilonia, allí se sentaban y lloraban, al recordar a Tzión, sobre los sauces colgaron sus liras, sus captores les pedían canciones de las que cantaban en Tzión ¿cómo podríamos cantar una canción del Eterno sobre una tierra extraña? …etc.
Las palabras del profeta traen al pueblo un exhorto a recordar las misericordias que HaShem ha tenido con el hombre, diciéndoles “Pues como las aguas de Nóaj, es esto para Mí: así como juré que ya no pasarías las aguas de Nóaj sobre la tierra, así también he jurado no encolerizarme contigo, ni reprenderte. Les recuerda que pase lo que pase su bondad no será quitada, ni Su Pacto de Paz vacilará. La estéril y abandonada tendrá muchos hijos y serán siervos del Eterno, quien ha creado todo, incluso al destructor, por lo que la herencia de sus siervos será condenar todo lo que se levante contra ellos (arma, juicio, etc).
Promete hacer un Pacto Eterno si inclinan su oído a Él, como las bondades prometidas a David, testigo, líder y autoridad de estados.
Las palabras del profeta avistan la llegada de Ciro el grande y el fin del exilio babilónico y el anhelado regreso a Jerusalén.
Nuestras lecturas de la semana coinciden dos cosas:
Quien del caos creó todo y vio que era bueno, es testigo del potencial del hombre, para llevar a esta humanidad a su fin, mostrando la facilidad de ser influenciado por su entorno, hasta alejarse de Él.
Adam, quien dicen los místicos era un ser casi divino y quien por naturaleza hacía lo correcto, perdió la batalla y sucumbió ante esa fuerza externa que lo sedujo a comer del árbol que se le había prohibido comer. Con esto la naturaleza de la realidad del ser humano fue transformada, el campo de batalla del libre albedrío ya no sería externo, sino que se interiorizó en su ser la inclinación al mal, se incrustó dentro de él, haciendo necesaria la muerte para purificarlo (como la semilla en tierra) y así fue expulsado del Gan Edén. Diez generaciones después sus descendientes hicieron que Dios reconsiderara su creación y dictara una sentencia a la humanidad, su fin a través de un diluvio, ¿era ahora todo malo? Dice el Midrash que a pesar que los seres humanos ya no vivían en el Gan Edén, su vida era buena, demasiado buena, gozaban de larga vida, eran fuertes, gozaban de serenidad y placeres, tenían tierras fructíferas y un clima placentero, abundantemente provistos de agua a sus alrededores, que dijeron podían prescindir de la lluvia ¿para qué necesitaban al Creador? A lo que HaShem dijo: ¿Es justamente con la misma generosidad que yo les otorgué, que se rebelan contra Mí? Los castigaré con la misma sustancia, agua de lluvia y envió el diluvio.
Esta generación era culpable de idolatría, derramamiento de sangre, inmoralidad y robo, que consume los cimientos básicos de toda civilización
Con el diluvio (ahora una purificación a través del agua) El Creador asegura un nuevo comienzo para la humanidad a través de Noaj y su familia, quien al salir del arca debía repoblar la tierra con su descendencia.
Así en cada generación el hombre enfrenta sus batallas, muchos fallan, pero muchos persisten en el camino y pueden distinguirse de entre su generación como lo hizo Nóaj. ¿es importante ser encontrado justo? la respuesta está en el pacto que hace El Creador de no volver a golpear a la humanidad con un diluvio, por no encontrarse un justo, se han destruido ciudades, por medio de un justo, El eterno entregó la Torá y ha establecido pactos eternos, que debieran ser el respaldo para seguir adelante cada día.
Los exilios también han sido consecuencia de la separación de las ordenanzas de HaShem, pero desde el principio existe un propósito del Creador para el hombre y vemos como a través del tiempo nos ha ido dando de su Luz para que no nos perdamos en el camino.
Si vemos la historia de nuestro pueblo podemos ver que detrás del diluvio y el exilio, ha habido un propósito para elevación y mejora. Según Rabí Eliyahu Eliézer Dessler (pensador judío contemporáneo) cada generación se ha caracterizado en sus desviaciones del camino y cada exilio difiere grandemente de otro, la prueba del pueblo egipcio fue distinta del exilio babilónico y ambas distintas del exilio de Edom /Roma, esto es debido a las diferentes características de la nación. La naturaleza del exilio varía de acuerdo con el carácter de la nación a la que son sujetos.
El primer templo fue destruido por los pecados de idolatría, inmoralidad sexual y derramamiento de sangre, la raíz de todas ellas fue el deseo y el pueblo cayó en manos del reino de Babilonia, que se caracterizaba precisamente por el deseo y fueron exiliados por 70 años a un pueblo donde las mismas tendencias que los llevaron a pecar era lo que abundaba, por lo que debían incrementar su esfuerzo para mantenerse firmes y rectificar su camino. El profeta Isaías exhorta a regresar a los caminos del Eterno y sabiendo que los pecados que los llevaron a esta situación pueden ser corregibles apegándose a la Torá.
Hoy en el 5782 tenemos un templo que fue destruido debido a un odio injustificado y esto es la esencia de nuestro exilio, no hay un deseo de por medio, es un odio sin freno, es la manifestación de Amalek en las generaciones y no es fácil de rectificar, pues no tiene límites naturales, probablemente por eso su duración.
¿Qué podemos hacer para esta rectificación? ¿Cómo nos ayudan los pactos que El eterno ha hecho?
Practiquemos el contemplar el mundo, la creación, pues esta atestigua que hay un Creador que le dio forma y recordemos que somos colaboradores de esta creación cada día, detengámonos a ver la sabiduría infinita en cada cosa (el crecimiento y desarrollo de un ser vivo, los colores, los ciclos vitales, etc. Estas maravillas las damos por hecho, son parte de nuestra rutina o costumbre, redescubramos maravillas ocultas en la creación.
Estemos atentos a las señales que nos pueden llevar a mirar el pasado, grandes sequías, lluvias e inundaciones, plagas, epidemias, etc. Y recordemos los pactos que nos protegen.
No olvidemos la revelación en el Sinaí y que aceptamos ser parte de este pacto.
Desarrollemos la conciencia de nuestra alma, tenemos batallas internas que pelear.
Los atributos negativos del carácter humano tienen dos fuentes el deseo y el orgullo. El deseo está confinado por los límites del apetito del cuerpo, pero el orgullo no conoce límites, nunca es suficiente, Quien es subyugada al deseo físico está por tanto más próxima a reconocer y buscar corregir. Pero no así alguien orgulloso, incluso el orgullo no lo deja descubrir su pecado.
Me gustan las palabras del profeta Isaías: ¡canta! ¡prorrumpe en canto y gozo!
Alentémonos en el camino, que al re leer las historias de nuestro pasado podamos encontrar la clave de lo que nos llevó al caos y desarraigarla para seguir firmes en nuestro camino.
Bendito El Eterno, Dios nuestro, Rey del universo, Creador de todo lo que existe y de todas las generaciones.
Shabat Shalom
Verónica Ahavá
Jeshván 3, 5782
Octubre 9, 2021
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