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HAFTARÁ EMOR

Haftará, Mayo 14

Ezequiel 44. 15-31

La Haftará de esta semana nos trae un texto del profeta Ezequiel, el cual resulta sumamente interesante ya que va acorde a la Parasha de hoy, donde se establecen reglas para los sacerdotes en su función en el Templo.

El texto de Ezequiel resulta llamativo en estos días, ya que parecería que de alguna forma le lectura y la interpretación de los textos nos dan una buena idea de su vigencia en la actualidad, aun cuando si quisiéramos tomarlos de manera literal pudieran resultar problemáticos.

Ezequiel establece la manera en que los sacerdotes deberán de retomar sus obligaciones y sus reglas, especialmente desde el momento en que el Templo es reconstruido, y por lo tanto, un recordatorio a las normas establecidas en Levítico parecería un buen tema educativo considerando el tiempo que habían pasado en el exilio y por lo tanto, existía la posibilidad de que las mismas hubieran sido olvidadas. Eso es lo que pudiéramos descubrir de una lectura literal del texto.

Por otro lado, leyéndolo con más cuidado, y tratando de ponerlo en contexto, encontramos que se hace una advertencia velada al pueblo de Israel haciéndole notar que mucho de lo sucedido en el pasado era consecuencia de la desviación que el pueblo había tenido sobre su misión en este mundo, y la posterior división del pueblo haciendo que el mismo se debilitara y fuera avasallado por los babilonios. De esta forma, solo aquellos descendientes de sacerdotes, que hubieran mantenido el cumplimiento de su misión, serían dignos de continuar nuevamente en el servicio al Templo, pero después de haber sido “reconsagrados” con un nuevo sacrificio.

¿Qué nos dice este texto el día de hoy?

Es bastante evidente que, en ocasiones como pueblo, los judíos “perdemos de vista” cuál es nuestra labor en el mundo y lo peor de todo esto es que parecería que en ocasiones nos quedamos solamente en aquella famosa frase de “pueblo elegido” y dejamos que la complacencia se haga cargo de nuestra vida.

Vemos con asombro y tristeza un incremento de actos anti-semitas en el mundo y muchos de nuestros hermanos optan por culpar a todo mundo de ello y encerrarnos nuevamente en “guettos” pero ahora por nuestra cuenta, tanto físicos como emocionales, dejando con ello que esas ideas y conceptos sigan circulando por el resto del mundo y, por lo tanto, haciendo daño a la percepción de nuestro pueblo y su misión en el mundo.

Al igual que los sacerdotes en el Templo, que tienen un papel específico y claro que realizar, el pueblo judío como “pueblo de sacerdotes” tiene una misión en el mundo y particularmente es la de “dar el ejemplo” ante el resto de los pueblos para servir de guía y faro en esta realidad. Esta misión es más sencilla de realizar cuando todos los judíos estamos de acuerdo y unidos de esta manera que este mensaje sea más fácil de enviar y entender por los demás pueblos del mundo.

Ciertamente no es sencillo este trabajo, parece que en la propia naturaleza del judío existe algo que lo hace cuestionar y discutir todo, inclusive entre nosotros mismos, de manera que en muchas ocasiones el mensaje que enviamos a los demás pueblos es que ni siquiera nosotros estamos de acuerdo en algo, cuando el mensaje que deberíamos de comunicar es que aún en las diferencias tenemos una serie de principios básicos que compartimos, independientemente de esas diferencias que en ocasiones pueden ser bastante ruidosas.

Ser judío, como en muchas ocasiones lo hemos dicho, no es cuestión solamente de adoptar una serie de ritos y fórmulas religiosas, sino además es el adoptar una cultura particular en la que los valores éticos y el servicio a los demás forma parte central de la identidad judía. Una identidad que nos ha sido dada, que la hemos aceptado, y que conlleva una serie de normas y comportamientos al igual que los sacerdotes en el Templo.

No voy a entrar en discusiones sobre la venida del Meshiaj y la reconstrucción del Templo, sobre todo por aquellas ideas que nos dicen que con la reconstrucción del Templo se reanudará el sistema de sacrificios, cosa que no coincido, pero lo que si puedo decir es que la llegada de una nueva era y la visión de un mundo perfecto, es una tarea que debe de ser prácticamente constante, y sobre todo lidereada por el pueblo judío con el ejemplo a los demás pueblos del mundo. Este es un trabajo sumamente difícil, y en épocas como las que vivimos parecería que la única manera de lograrlo sería con un milagro espectacular rayando en lo mágico, sin embargo, creo firmemente que aun cuando no será de esa manera, ciertamente el cambio de pensamiento del ser humano en su relación con otros seres humanos y el mundo llegará después de un proceso largo y doloroso, y nos llevará a una nueva época en la que los retos serán otros y las metas diferentes. ¿Cuáles serán esas?, no lo puedo decir, y dudo que haya alguien que lo pueda hacer, pero ciertamente si algo nos enseña la historia es que, al término de una época, surge otra con nuevos retos y problemas que resolver.

Y ahí es donde el pueblo judío entra… buscando la manera de que esos nuevos retos sean resueltos de manera ética y en beneficio para la humanidad.

Como pueblo sacerdotal, esa es mi visión de la responsabilidad del judío, ni más, ni menos.

Elad ben Abraham

Mayo 14, 2022

Iyar 13, 5782

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