Parashá Emor. (Español)
mayo 18, 2019
Parashá Bejukotai
junio 1, 2019
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Parasha Behar

(Vayikrá 25:1-26:2)

La novena sección del libro Vayikrá comienza con el momento en que Moshé escucha la voz de Dios en el Tabernáculo al pie del monte (en hebreo, behar), quien le ordena transmitir al pueblo judío las leyes relativas a los años sabáticos y de jubileo.

Todos los días, en especial en la víspera del Shabbat y nuestras fiestas, los judíos esperamos la aparición de las primeras estrellas en el cielo nocturno ya que, de acuerdo con nuestra tradición, ellas anuncian el inicio del día. A diferencia de otras culturas y otros calendarios, el día judío inicia al anochecer por muy específicas razones.

Sin embargo, el propósito de la presente Derash no es hablar de las características del día judío, pero me permite iniciar la misma con una reflexión sobre el tema de la Parasha de esta semana y una actividad que hacemos todos los días y que de manera inconsciente nos hace énfasis en la enseñanza de esta.

Al mirar el cielo nocturno, podemos ver no solo aquellas estrellas que anuncian el inicio del día, sino además las miríadas de ellas que conforman nuestro universo visible y que más temprano que tarde nos hacen reflexionar sobre la inmensidad del universo y somos apaleados por su tamaño y la maravilla que implica la vida en nuestro pequeño planeta, pero si somos algo imaginativos, comenzamos a visualizar la posibilidad de que esta vida no haya sido solamente el resultado de una casualidad química y desde mi perspectiva personal es ahí donde visualizo la mano de El Eterno.

“Y contarás siete sábados de años, o sea siete veces siete años, cuarenta y nueve años en total, Y el día diez del séptimo mes, día de la expiación, harás resonar la trompeta en toda vuestra tierra. Santificaréis el año quincuagésimo y proclamaréis en toda la tierra la libertad de todos sus habitantes. Será año de jubileo para vosotros, devolveréis a cada hombre lo que le pertenece y devolveréis cada hombre a su familia.” (Vayikra, 25:8-10)

Estos versículos, que pudieran parecer anticuados el día de hoy, les encontramos una vigencia real al visualizar el universo que El Eterno ha creado y nos ha colocado en el mismo para usarlo y vivir en el y de el. Sin embargo, nos recuerda que aún cuando disfrutamos y explotamos la creación en nuestro beneficio y supervivencia, al final del día esa creación es propiedad de El Eterno y el jubileo nos recuerda que solo la poseemos de manera temporal, que en algún momento deberemos de regresarla al Eterno y deberemos de dar cuentas de su uso y aprovechamiento, tanto para nosotros como para las generaciones que nos sucederán.

El entender este concepto, además nos hace conscientes de nuestra posición en la creación, que aún cuando la misma nos ha sido entregada por El Eterno y que la deberemos de regresar en algún momento, no somos la parte central de la misma y por tanto nuestra posición e importancia nos es dada por el Creador. Aún cuando pudiéramos considerarnos como el epitome de la evolución, esta posición no es un privilegio ganado sino una posición entregada para cuidar la parte que nos ha sido asignada de la misma y hacer un buen uso de ella como parte de nuestro trabajo en la vida.

De nada sirve hacer riquezas, que no nos llevaremos al morir, si esas riquezas y beneficios materiales no son utilizados para cumplir con la parte que nos corresponde en el trabajo de la creación, sino son usadas para mejorar el entorno en el que vivimos y que les será entregado a nuestros hijos ya que en realidad no lo poseemos. Como dice el dicho popular, esta tierra nos ha sido prestada por nuestros hijos, a lo que yo agregaría que lo ha sido con la venia y autoridad de El Eterno.

No tenemos esclavos en la actualidad, pero podemos convertirnos en esclavos de lo material y de la obsesión hacia el trabajo olvidando que ello debe de ser utilizado en la mejora de nuestro mundo y en la crianza de nuestra familia, que tomará en un futuro la batuta de estas actividades y serán los herederos no de bienes materiales, sino del carácter que el judaísmo nos da y nos obliga a ser ejemplo y luz ante las naciones.

Shalom

20 Iyar 5779
Elad ben Abraham veSará.

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