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Parashá Balak. 

La parashá de esta semana se ubica en las llanuras de Moab y trata de la relación del pueblo de Israel y Balak, quien era el rey de Moab. Balak temeroso del pueblo de Israel, convence y presiona al profeta Balaam para que maldiga al pueblo de Israel para que Balak y su ejército lograra vencerlos y sacarlos de la región. Balaam acepta pero advierte a Balak que solamente diría las palabras que Dios le pusiera en su boca. Por lo que Dios hace que Balaam en lugar de maldecir bendiga al pueblo de Israel y profetiza la llegada del Mesias y que todos los enemigos de Israel serán derrotados, en contra del deseo de Balak.

Cabe recordar que el reino moabita era un pueblo descendiente de Moab, hijo de Lot el sobrino de Abraham, quien nació de una relación incestuosa con su hija mayor. A pesar de este posible parentesco había una mala relación entre el pueblo de Israel y el Pueblo de Moab. Todos sabemos que de este pueblo de Moab proviene Rut la abuela del rey David.

Balaam y Balak se complementan, uno es el autor intelectual y el otro es el autor material, en ese deseo de hacer el mal. Balak estaba completamente convencido de las habilidades de Balaam porque profetizó que Balak llegaría a ser el rey de Moab. Balaam lo podemos ver como el antiprofeta, representa todo lo opuesto a Moshé. Pues Balaam hacia lo contrario de una bendición, pues hacia maldición, tiene los dones de Dios pero los usaba para mal, por dinero y honores.

Balaam estaba consciente de que sus actos y sus intenciones no eran bien vistas a los ojos de Dios, pero aun así intentó tres veces maldecir al pueblo de Israel, podemos decir que Balaam no tuvo ninguna participación en las bendiciones, porque ese no era su deseo. Dios y los ángeles trataron de convencerlo de que no lo hiciera lo que le ordeno Balak y sus ministro, lo cual muestra el libre albedrío que nos da Dios para la toma de decisiones de nuestras acciones y que Dios por todos los medios nos hace ver su voluntad.

De manera comunitaria o personal a lo largo de nuestra existencia, en nuestras vidas cotidianas, nos enfrentamos a veces sin darnos cuenta a muchos Balaams, que sin haberles hecho algo malo desean lo peor para nosotros o nuestra destrucción, ya sea a través de las palabras y de las acciones. Pero con la ayuda de Dios no veremos mal. 

Para concluir en mi opinión esta parashá lo que aprendí es que Dios siempre va a proteger y nunca va a permitir que sea maldecido el pueblo de Israel cuando Dios lo está bendiciendo.

17 Tamuz 5779
Alejandro C. Alfaro. 

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