Parashá Jaye Sara
noviembre 15, 2020
Haftará Vayetzé
noviembre 29, 2020
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Parashá Toledot

Génesis 25:10 – 28:9

La parasha de esta semana nos presenta un episodio en la vida de nuestros Patriarcas que es bastante conocida, especialmente por ser una narración en la que aparentemente se nos presenta una situación en donde el interés personal juega en contra de Itzjak, a instancia de su esposa Rivká, en favor de uno de sus dos hijos.

Es interesante esta parasha ya que al leerla de manera directa, sin buscar en ella ningún significado, se nos presenta una situación que puede ser bastante común en muchas familias; la desconfianza en las decisiones de los padres, favoritismo por uno de los hijos, odio fraterno e inclusive desobediencia a la autoridad paterna y deseo de corrección con el tiempo.

Nada fuera de lo normal y común en una familia, sin embargo, existe en esta narración un trasfondo tanto de simbolismo como de mensaje que es importante revisar y sobre todo, contextualizar a nuestra época y nuestras circunstancias.

Que tanto Itzjak como Rivká hallan pasado gran parte de su vida matrimonial sin haber concebido hijos… y posteriormente y ya en una edad avanzada concebir gemelos, ya de por si se presenta como un ejercicio de intervención divina, máxime si agregamos la insistencia del relato hacia el tiempo y fervor que ambos dedicaron en sus oraciones, buscando sobre todo el enaltecer las cualidades de la otra persona. Es importante señalar que el mismo origen pagano de la familia de Rivká hace aún más interesante y precioso este proceso, puesto que refuerza la idea de el mérito que tiene aquel que ha vuelto su vista y vida a El Eterno, sobre todo porque no nació en una familia que ya le dedicara su vida y obras. El aceptar a El Eterno como su Dios, y sobre todo, dejar atrás otras costumbres y tradiciones religiosas hacen que el mérito de Rivká sea mayor y por lo tanto mucho más apreciada su Tefilá. Existen opiniones sobre la respuesta de El Eterno a las oraciones de ambos, en donde se establece que en realidad la respuesta fue hacia las oraciones de Rivká, no a las de Itzjak.

El embarazo de gemelos, y la forma de reaccionar de ambos ante diferentes lugares nos representa la dualidad existente entre nosotros en nuestra inclinación al bien y al mal. Viene en nuestra naturaleza y es nuestro trabajo luchar constantemente para que hagamos lo que es correcto hacer. No importa tanto si nos nace de manera intuitiva (inclinación al bien), sino además lo que hacemos aún después de negarnos a seguir un camino que no necesariamente es el correcto y retomar el adecuado (inclinación al mal). De esta forma, se nos ilustra del valor que tienen nuestras acciones, tanto si son de naturaleza buena de origen, como si corresponden al resultado de una lucha en donde terminamos venciendo la inclinación al mal.

La conocida escena de la venta de la primogenitura por parte de Esav a Iaacov, parecería además el resultado de una intriga familiar en donde uno de ellos, a instancia de su propia madre, se aprovecha del otro… sin embargo debemos de ver tanto el carácter de uno como del otro y las motivaciones necesarias para la bendición del patriarca. Pudiera parecer que en el contexto que se desarrolla la historia, el carácter de Esav, más orientado a la acción y a la fuerza, sería más adecuado para hacer que la familia sobreviviera y pudiera mantener su posición en su residencia. Por el otro lado, el modo apacible de Iaacov, y su orientación al estudio y oración no presagiarían nada bueno en cuanto al liderazgo necesario para que la misma familia sobreviviera a la muerte de Iztjak. Tenemos los dos extremos del carácter del hombre, los cuales Rivká había visto y considerado que su esposo se equivocaba al intentar dar la bendición a Esav. Esa visión la encaminó a convencer a su hijo a engañar a su padre, el cual termina admitiendo que quizá se haya equivocado al ver la astucia con la que Iaacov se sobrepuso a su hermano y la forma en la que aún pareciendo miedo, logró evitar un mortal confrontamiento con su hermano lo que llevó al tiempo al perdón de ambos.

Tenemos además una gran simbología en la forma que Iztjak prosperó en la región, convirtiéndose en una de las tribus más ricas, al grado de que aún en épocas difíciles sus cultivos se multiplicaban y con ello podía hacerse de más ganado, por lo que termina siendo uno de los hombres más ricos de la región. Pero todo ello, le sirvió para ayudar a quienes pasaban por penurias y de esa forma compartía su riqueza después de lograr abastecer y sostener a su propia familia y gente. La rectitud de pensamiento, acción y comportamiento que mostró fue premiada por El Eterno de manera material, pero no para que se enriqueciera solamente, sino para que utilizara esa riqueza en ayudar y corregir lo que estaba a su alrededor. La riqueza por si sola no es mala, pero la manera en que es utilizada por nosotros es lo que hace que ella pueda darse y crecer. El Eterno no premia con riqueza el comportamiento bueno de forma exclusiva, sino que además premia la manera en la que utilizamos lo que nos otorga en la vida.

En estos puntos, encontramos un mensaje que creo es importante en nuestro tiempo y en nuestras vidas. De manera continua estamos expuestos a diferentes formas de actuar en nuestras acciones cotidianas, El Eterno nos pone ante nosotros diferentes caminos en los que además de comportarnos de manera ética (lo esperado), en otros tenemos que luchar por hacer lo correcto aún cuando otro camino pareciera lo más adecuado, lo más cómodo, e inclusive lo más justo. Nuestra capacidad de sobreponernos ante la tentación de hacer lo fácil y realizar aquellas acciones que son correctas (el perdón por ejemplo) es lo que al final del día le da valor a nuestras acciones ante El Eterno. No basta con seguir nuestros impulsos correctos, no tiene valor aquello ni somos tan santos como los Patriarcas como para llevar una vida sin tentaciones, por el contrario, debemos de luchar todos los días con esa inclinación al mal para terminar haciendo lo correcto. El Eterno siempre responde a nuestras oraciones y acciones, y las recompensas que llegamos a obtener deben de ser vistas como lo que son, regalos de El Eterno que no nos llevaremos al mundo venidero y que por lo tanto deberán de ser aprovechadas, disfrutadas y compartidas en este mundo. No se trata de regalar lo que obtenemos, sino de aprovecharlo correctamente en nuestro mundo.

El reflejo de un buen judío está aquí delineado.

Shabbat Shalom

5 Kislev 5781
21 Noviembre 2020
Elad ben Avraham ve Saráh

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