La temática principal de esta parashá, nos narra una nueva ocasión en que el pueblo de Israel muestra su falta de confianza en el poder de Dios; en este caso para llevarlos a concretar la promesa que les hizo de poner en sus manos la tierra de kenaan.

Y ¿en qué consiste esto? 

En su comentario al texto, Rashi nos explica: 

“שלח לך / e n v i a P O R t i. E s decir, conforme a tu parecer, como si hubiera dicho a Moshé: “Yo [Dios] no te ordeno hacerlo; si tú quieres, envíalos.” Dios le dijo esto porque los israelitas vinieron ante Moshé y dijeron como se declara en Debarim 1:22 “Entonces todos ustedes se acercaron a mí y dijeron: Enviemos hombres delante de nosotros para que exploren por nosotros la tierra y nos traigan un informe: el camino por el que hemos de subir y las ciudades a las que hemos de llegar” …” y Moshé consulto al respecto con la Presencia Divina. Dios le dijo: “¿Por qué quieren enviar exploradores? Yo ya les he dicho que la Tierra de Israel es buena”, como se declara: “Yo los hare subir de la aflicción de Mizraim a la tierra del kenaani… a una tierra que mana leche y miel.” Dios prosiguió: “Por sus vidas! Puesto que no les basta con lo que Yo les he dicho de esa tierra, Yo les daré oportunidad de errar a través de las palabras de los exploradores, con el objeto de que no tomen posesión de ella.”

Y agrega el comentarista:

“Ahora bien, la razón por la que Dios finalmente consintió en enviarlos fue justamente para dar al pueblo la libertad de actuar según su voluntad, a despecho de la promesa de Dios, para que, de ese modo, si escogían enviar a los exploradores, castigarlos por su falta de confianza en Dios” (Najalat Yaacob).

Una vez que los espías regresan a rendir su informe, Yoshúa y Caleb, dieron su parecer de que «¡Ciertamente ascenderemos y la conquistaremos, pues ciertamente somos capaces de hacerlo!». Más, los otros diez estaban confabulados para dar un informe negativo, con la intención de disuadir a los israelitas de entrar a conquistar la tierra prometida.

Como resultado, el pueblo se rebeló nuevamente contra Moshé, proponiendo נמני רישא“designar un líder entre ellos” y regresar a Egipto.  (Citando Sanhedrin 107a. que hace referencia a Daniel 2:32: “la cabeza de aquella estatua era de oro fino, su pecho y brazos eran de plata, su barriga y piernas eran de bronce…”. Según el midrash, su deseo de imponer una cabeza sobre ellos implicaba un deseo de dedicarse a cultos idolatras. 

Rashi agrega este comentario talmúdico para explicar por qué el versículo dice literalmente que deseaban imponer un ראש sobre ellos: Si solo deseaban imponerse un rey, el versículo debió haber utilizado la palabra… מלך “rey”. En un -sentido físico, en hebreo la palabra רישא… designa la cabeza, pero en un sentido conceptual se refiere: al principio y fundamento de algo.

De aquí que se encendiera la ira de Dios para con el pueblo que nuevamente dudaba de su magnificencia y decidiera “abatirlos con una plaga y desterrarlos”. Pero una vez más, Moshé pide a Dios el perdón para las transgresiones de los israelitas, haciendo alusión a los 13 atributos de misericordia que El Eterno había ya antes enseñado a Moshé.

Dios toma la decisión de no acabar al unísono con los israelitas; más, dicta su sentencia; y cito:

“Y El Eterno dijo: «He perdonado a causa de tus palabras. 21 pero por Mi vida y la gloria de El Eterno que colma el mundo entero: 22 todos los hombres que vieron Mi gloria y Mis señales que realicé en Egipto y en el Desierto, y Me pusieron a prueba estas diez veces y no han hecho caso a Mi palabra, 23 si vieren la Tierra que he prometido que daría a sus antepasados, y todos los que Me hacen enojar ¡no la verán! 24 pero a Mi servidor Caleb, porque un espíritu diferente estuvo con él y Me siguió de todo corazón, lo traeré a la Tierra a la que vino y su descendencia la poseerá”.

Es importante aclarar cuáles son las diez veces que los israelitas pusieron a prueba a Dios dado el trágico desenlace previo a ingresar a la tierra prometida; y son las siguientes: 

1) Al llegar junto al Yam Suf, donde se quejaron ante Moshé: “Es por falta de tumbas en Mitzraim que nos has tomado para morir en el desierto?” (Shemot 14:11). 

2) Después de haber atravesado el Yam Suf volvieron a dudar de Dios, y dijeron: “Así como nosotros subimos por este lado, así también los mitzrim están subiendo por otro lado.” Tehilim 106:7 

3) Al llegar a Mara, donde al comprobar que no podían beber el agua, se quejaron de nuevo y dijeron: “¿Que beberemos?” (Shemot 15:24). 

4) Al llegar a Refidim, donde tampoco hallaron agua. “el pueblo vino con Moshé, y dijo: ‘Danos agua para que bebamos’” (ibid. 17:1). 

5) Cuando Dios les ordeno que no dejaran el maná hasta el día siguiente, pero algunos lo hicieron (Shemot 16:19-20). 

6) De nuevo a causa del maná, cuando algunos individuos salieron a recoger mana en Shabat, a pesar de que expresamente se les había dicho que en ese día no lo hallarían, (Shemot 16:27). 

7) Cuando pidieron de comer quejándose amargamente: “Ojalá hubiésemos muerto a manos del Eterno en la tierra de Mizraim, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, ¡cuando comíamos pan hasta la saciedad!” (ibid. 16:3). 

8) De nuevo se quejaron por la falta de carne (supra, v. 11:4). 

9) El pecado del Becerro de Oro (Shemot 32). 

10)El pecado de los exploradores.

¿Cuál fue entonces la falta de los espías o exploradores?

En Arajin 15a-6 se dice “…aparentemente, el que profiere un hablar malicioso con su boca, comete una transgresión más severa que aquel que realiza una acción…esto es corroborado cuando encontramos que la sentencia impuesta a nuestros ancestros en el desierto, fue sellada sólo debido al hablar malicioso…”. Precisamente el reporte que hablaron ante Moshé, Aharón, el sanedrín y el pueblo de Israel, por medio del cual difamaron la tierra prometida e implícitamente, el poder de Dios para ponerla en sus manos junto con sus enemigos fue la causa de que despertaran la cólera de El Eterno.

El castigo

Continuó el Eterno hablando a Moshé y Aharón: ”…31 Y a vuestros hijos pequeños de quienes dijisteis que serían tomados cautivos, los traeré; ellos conocerán la Tierra que vosotros habéis despreciado. 32 pero vuestros cadáveres caerán en este Desierto. 33 vuestros hijos deambularán por el Desierto durante cuarenta años y cargarán con vuestra culpa, hasta el último de vuestros cadáveres en el Desierto. 34 como la cantidad de días que espiasteis la Tierra, cuarenta días, un día por un año, un día por un año, cargaréis con vuestras iniquidades, cuarenta años, y entonces sabréis de Mi alejamiento. 35 Yo, El Eterno, he hablado, si no hiciere esto a toda esta malvada asamblea que se une en Mi contra ¡en este Desierto dejarán de existir, y allí morirán!».

Esta terrible sentencia implicaba que tal como se llevó acabo el conteo del pueblo, todo varón de 20 años en adelante estaba siendo vetado de ingresar a la tierra prometida -recordemos que en esos tiempos la esperanza de vida máxima era de 60 años; por lo que, tras el paso de los 40 años de castigo, toda la generación de adultos que había visto los milagros de Dios como menciona antes y no mantuvo la confianza en su poder, habría de desaparecer-.

Del castigo decretado para el pueblo, por El Eterno, aprendemos lo siguiente: 

Los instigadores de enviar espías a la tierra de kenaan, son representantes de la conciencia aletargada y la debilidad del vínculo establecido de parte de gran parte del pueblo de Israel con Dios, es decir una emuná débil, entendida esta, como esa oportunidad de aprender de la experiencia y de desarrollar la confianza en la magnificencia de Dios, después de tener la fortuna de encontrarse en un contexto en el cual pudieron apreciar a través de sus propios ojos: según se nos narra; todos los milagros que EL Eterno manifestó ante ellos. Desafortunadamente, fue una oportunidad desaprovechada al no saber honrar el pacto con El Eterno, por medio de la autenticidad del servicio divino; es decir, de su honesto respeto, confianza y obediencia consciente y voluntaria tanto al pacto como ante la grandeza de Dios. Y el compromiso personal de a luchar por su libertad, pelear para conquistar la tierra prometida, defenderla para conservarla y trabajar por el sustento. 

¿Qué los detuvo? sus ojos cegados a la libertad y sus corazones una y otra vez añorando la conocida mano de hierro del tirano familiar (los egipcios), que si bien los explotaban ya los habían habituado a conformarse con que se les cubrieran sus necesidades básicas; a cambio de generaciones de servilismo, sin variaciones, sin sobresaltos, pero esclavos. 

¿Por qué Dios no los perdonó si dijeron que estaban arrepentidos?

En el texto se nos narra cómo el pueblo; dice estar arrepentido y dispuesto a confiar; sin embargo, a pesar de haber escuchado ya el dictamen de El Eterno de dar vuelta por donde vinieron, y la advertencia de Moshé de que estarán solos y serán masacrados pues el espíritu de Dios no los acompañará, se obstinan y deciden que entrarán a la tierra prometida, y enfrentarán a los pueblos de la montaña, siendo machacados por los amalekitas y los cananeos.

Respecto al castigo impuesto al pueblo de Israel por Dios Rashi ofrece dos interpretaciones, en base a sus atributos de misericordia: 

Según la primera, “Dios no pasa por alto el pecado completamente, sino que se lo cobra [al pecador] poco a poco”. 

La segunda explicación se basa en un midrash de los Sabios talmúdicos: Dios “absuelve [completamente] a quienes se arrepienten, pero no absuelve a quienes no se arrepienten.” (Mizraji). 

Notemos, entonces que el castigo aplicado coincide con la primera opción, muy pedagógica ante un pueblo que “dice arrepentirse”; como ya antes lo había hecho en otras nueve ocasiones más, en que la falta pasó, pero no se olvidó y aun así, no aprendió y se empecina en hacer su voluntad; por  lo que en esta ocasión si recibe una sentencia de muerte; pero esta vendrá a través de un castigo largo y penoso; por el sin sentido de tener que vagar por el desierto, con la única finalidad de que pase el tiempo y sus días lleguen a su fin.

A manera de comentario final, recapitulemos:

1. Al presionar a Moshé para enviar espías por delante, el pueblo demuestra que no termina de confiar en la intercesión y poder de Dios para protegerlos.
2. El Eterno nota esta falta en su pueblo elegido, pero les concede usar de su libre albedrío.
3. Tras 40 días de recorrido de los exploradores o espías por la tierra de kenaan, estos regresan trayendo muestra de los magníficos frutos de esta; pero además contando historias fantásticas acerca de lo fieros y terribles que son los habitantes de los reinos kenaanitas.
4. Sólo dos de los exploradores dan un testimonio realista y consideran la protección de Dios para lograr la dura empresa.
5. Al escuchar el testimonio de difamación a la tierra prometida, Dios decide que ya ha tenido suficiente de la duda del pueblo en su poder y se encoleriza decidiendo acabar con “esa malvada asamblea”, los que no terminan de confiar en su poder.
6. El Eterno dicta la prohibición a todo el pueblo de entrar a la tierra de kenaan y muerte a través del deambular 40 años por el desierto como  castigo para la generación adulta que salió de Egipto y viendo su poder y milagros sigue añorando a sus antiguos tiranos.

BH

Referencias

Ben Itzjak, D. (2000). La Torah. Richmond: Martínez Roca.
España, E. d. (29 de 09 de 2020). Embajada de Israel en España. Obtenido de https://embassies.gov.il/madrid/AboutIsrael/history/Pages/HISTORIA-Cronologia.aspx
Jerusalém, E. (2001). La Torá con Rashí. En E. Jerusalém, Bereshit (págs. 1-80). México: Jerusalem.
jewishencyclopedia. (26 de 03 de 2021). jewishencyclopedia.com. Obtenido de https://jewishencyclopedia.com/articles/5072-demai#anchor1
society, T. j. (1985). Tanakh. Philadelphia: The jewish publication society.

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5 de junio de 2021

Comentario por Asher ben Abraham ve Sarah
Jorge S. Bolaños D.
Lic. En psicología y máster en psicoterapia

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