Gabriela bat Avraham veShlomit Z”L
octubre 29, 2022
Haftará Vayerá
noviembre 15, 2022
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Haftaráh Noaj.

Haftaráh Noaj.

Isaías 54:1-17; 55:1-5

Este Shabbat ha correspondido con la Parashat Noaj, segunda del Génesis, primer libro de la Toráh, y la respectiva haftaráh es del profeta Isaías, capítulo 54 versos del 1 al 17 y capítulo 55, versos del 1 al 5.

Si nos contextualizamos, Isaías es un profeta que nació en 765 AEC; vivió en Israel y después en Judá, pasando por siete reyes de Israel en 63 años; pues bajo el reinado de Hoshea, en 724, Israel se hace provincia asiria y sufren la deportación hacia el imperio Asirio y la sustitución de los habitantes del reino del norte con arameos y caldeos. 

Los deportados se asimilaron, mezclaron y diluyeron entre los asirios y es a los que se les llama “las diez tribus perdidas”; sin embargo, Isaías permanece en el reino del Sur, Judá, que pasa por tres reyes más hasta llegar a Manasés, quien en 695 AEC persiguió y al parecer dio muerte al profeta, aserrándolo en dos.

En el Libro de Isaías encontramos al menos a tres redactores bien diferenciados el “Proto Isaías”, o “Primer Isaías”, responsable de los capítulos 1 al 39 que fue escrito en el S. VIII AEC, antes del exilio; el “Deutero Isaías” o “Segundo Isaías” responsable de los capítulos 40–54 escrito en el S. VI AEC y a este segundo escritor, corresponde este llamado a Jerusalem. 

A este período, contexto y redactor corresponde en forma general el Capítulo 54, escrito durante el exilio y donde podemos leer en los versos dos y tres:

2.- Harjivi mekom aholej viri’ot mishkenotayj yatu al-tajsoji! ha’ariji meytarayj vitedotayj jazeki!

¡Ensancha el espacio de tu tienda, y sean extendidas las cortinas de tus moradas! ¡No te contengas! ¡Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas!

De la manera en que se refiere a Sion y Jerusalem, pidiendo que deposite la confianza en las palabras del Eterno, y que crezca el tamaño de su tienda, pues su simiente será extendida, parece que nos habla de que tengamos confianza siempre en su palabra, entendida dentro de su Toráh. 

Eran tiempos muy duros. Estaban en pleno exilio, habían sido víctimas de un intento muy serio de acabar con todo el pueblo de Israel. El profeta, tenía la encomienda auto-impuesta de mantener viva la llama de la esperanza de que habría de regresarse a casa. Los reinos de Israel y Judá estaban ahora siendo habitadas por pueblos como el arameo y el caldeo. El pueblo de Israel tenía que regresar a su país y hacerse cargo de su ciudad capital. A reconstruir lo que había sido hecho pedazos. 

El poeta judío Naftalí Herz, autor del himno de Israel “Ha Tikváh” en 1878 capturó el momento y lo inmortalizó cuando escribió en la segunda estrofa que dice: 

Od lo avda tikvatenu-
Hatikva bat shnot alpayim:-
Lihyot am jofshi be’artzenu-
Eretz Tzion v’Yerushalayim”

No se habrá perdido nuestra esperanza;
la esperanza de dos mil años,
de ser un pueblo libre en nuestra tierra:
la tierra de Sion y Jerusalén.

El verso tres, dice:

Ki-yamin usmol tifrotsi; vezar’ej goyim yirash ve’arim neshamot yoshivu.

Porque te extenderás a la derecha y a la izquierda; y tu posteridad poseerá naciones, y hará que se habiten las ciudades desoladas.

Las promesas de crecimiento y prosperidad hechas por el Eterno, quien en momentos de total desesperación, le asegura a su pueblo que verá cumplido su sueño de ser un pueblo eterno. 

Queda claro que las promesas que el Eterno hace, las debemos sentir como verdaderas, y tener la fe en que va a cumplirlas. 

La esperanza entonces que debemos tener, seguramente, será en función del cumplimiento de las promesas de una vida plena y feliz si optamos por cumplir con los principios éticos y morales de esta fantástica, aunque difícil forma de vida llamada “Judaísmo”. 

Después, el que escribe, el  “Trito Isaías”o “Tercer Isaías”, responsable de los capítulos 55 a 66 escritos en el S. V AEC, después del regreso del exilio, remata en el Capítulo 55, en los versos uno y dos:

1.- Hoy kol-tsame leju lamayim va’asher eyn-lo kasef leju shiveru ve’ejolu uleju shiveru belo-jesef uvelo mejir yayin vejalav.

¡Ah, todos vosotros que tenéis sed, id a las aguas! Y vosotros, que no tenéis dinero, id, comprad y comed; id, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.

Esto nos lleva a la reflexión de que el Eterno estaba pidiendo que se refuercen las posesiones y se gaste en cubrir nuestras necesidades.

La pirámide del psicólogo judío Avraham Maslow, padre de la psicología humanista, a este respecto nos dice que nuestras necesidades:

Si las aplicamos a nuestra comunidad, parten de las básicas para nuestra supervivencia. ¿Cómo podríamos desarrollarnos dentro de una comunidad judía si no somos capaces de alimentarnos, vestirnos o respirar?

Las necesidades de seguridad nos permitirían mantener orden y seguridad en nuestra vida, ¿tenemos una salud, un ingreso económico seguro, una vivienda donde guarecernos?

Las necesidades sociales que implican un sentimiento de pertenencia a un grupo social, nos harían preguntarnos, ¿nos sentimos identificados con nuestra comunidad, hemos desarrollado esa identidad judía, atendemos nuestros compromisos, asistimos a servicios, estudiamos?

Por lo que respecta a las necesidades de reconocimiento, ¿sentimos confianza en los compañeros y directivos de nuestra comunidad, nos sentimos libres e independientes para pensar y actuar?

Y finalmente por cuanto a autorealización, ¿te sientes un miembro satisfecho de las demás necesidades y un exitoso miembro de la comunidad?

El

2.- Lamah tishkelu-jesef belo-lejem vigi’ajem belo lesove’ah shime’u? shamoa elay ve’ijlu-tov vetit’anag badeshen nafshejem!

¿Por qué gastáis dinero en lo que no es pan, y el fruto de vuestro trabajo en lo que no puede satisfacer? ¡Escuchadme con atención y comed lo que es bueno, y deléitese vuestra alma con lo que engruesa!

Una fuerte referencia a nuestra adicción a los gastos dispendiosos e innecesarios. Esclavos del internet, la televisión on demand, las distribuidoras de películas, las compras on line, el juego en línea.

A veces no hemos satisfecho nuestras necesidades básicas, o de seguridad, no somos capaces de ver a un miembro de nuestra familia que ha caído en desgracia, o de darnos cuenta de lo poco que ganamos. La necesidad creada por los medios masivosa de comunicación de poseer objetos cada vez más caros; de cambiar un teléfono por otro cuya diferencia es la cantidad de pixels de la pantalla, y unos diez mil pesos de diferencia en el precio, nos hacen ser consumidores hasta el exceso.

No nos captura la atención el internet para vendernos un bien o un servicio. Nosotros somos el bien que está a la venta o que se subasta. Los algoritmos de identificación detectan nuestras búsquedas en todo el internet y aparecen en todas partes ofertas de los bienes que hemos buscado, hasta que lo que nos llamaba la atención se convierte en lo más deseado por nosotros, hasta que lo adquirimos como si en ello nos fuera la vida.

Esos bienes completamente inútiles.

Que toda esta haftaráh nos resalte la confianza en el Eterno y en que podremos ser lo que nosotros decidamos; la esperanza en que habrá que cumplir con las expectativas éticas y morales para tener plenitud y felicidad; que podamos identificar nuestras necesidades y las de nuestra familia para poder satisfacerlas, pero también podamos identificar cuando estamos realizando gastos innecesarios que aparentan ser nuestras necesidades, y las sustituyen, haciendo que descuidemos lo básico por cuestiones que son lujos o adornos que a veces ni siquiera estamos en posibilidades de costear.

Agradezco a Ustedes su atención. Shabbat Shalom!

Yitzjak.

Jeshvan 4, 5783.

Octubre 29, 2022.

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