HAFTARÁ TERUMÁ (ES)
febrero 6, 2022
HAFTARÁ PEKUDÉ
marzo 12, 2022
Muestra todo

HAFTARÁ  TETZAVÉ

HAFTARÁ  TETZAVÉ

Yejezquel 43:10-27

“Estas eran las medidas del altar, usando las medidas de antes. Alrededor del altar había una zanja de medio metro de hondo y medio de ancho, la cual tenía por fuera, alrededor, un borde que se levantaba veinticinco centímetros. La base del altar era así:”. (Ezequiel 43:13).

En el relato de esta Haftará Dios le ordena a Yejezkel que describa las medidas del templo y su diseño para darlas a conocer al pueblo de Israel. El Templo fue, en tiempos antiguos, el sitio especial dedicado para el culto divino en Jerusalén. Fue el centro de la vida religiosa, símbolo de la unidad e independencia del pueblo de aquella época.

El primer Beit Hamikdash fue construido por Salomón, con la asistencia de arquitectos fenicios en el año 950 AEC. Este reemplazó al tabernáculo portátil del tiempo de Moshé Rabeinu.

Estaba rodeado por un gran patio formado de piedras finas. La entrada era por un pórtico flanqueado por dos enormes pilares de bronce. El interior incluía un vestíbulo, una sala principal y finalmente el lugar santísimo, al que sólo el Cohen Gadol podía ingresar una vez al año en Yom Kipur. 

Los instrumentos rituales ubicados dentro del Templo incluían el Altar donde se ofrecían los sacrificios, el Arca y los Kerubim, la menorá de oro y la mesa para la exposición del pan.

Los Cohanim realzaban el culto diario dentro del Heijal, mientras que los leviim realizaban varias obligaciones de servicio a estos últimos y a las ceremonias anuales.

Después de la invasión babilónica por Nabujadnezzar en el año 586 AEC el Beit Hamikdash fue destruido; desde entonces se observa esa fecha como día de duelo en memoria del Jurbán.

Después del retorno del exilio babilónico, el Segundo Templo se reconstruyó en el sitio original en el año 538 AEC y ampliado en la época Hashmonea con los macabim. Más tarde, el año 20 AEC Herodes llevó a cabo una amplia reconstrucción de ese Templo que inclusive fue dos veces más grande que la anterior. Este santuario estaba construido con una soberbia piedra blanca, adornado con oro y el techo de madera de cedro; la entrada se efectuaba a través de siete portones y cuatro puentes.

Cabe mencionar que el historiador Flavio Josefo en su obra titulada: “Antigüedades de los judíos” proporciona una descripción completa y de primera mano de las dimensiones del Templo, así como también se encuentran registradas en el tratado de Midot de la Mishná.

Sin embargo, este Segundo Templo sufrió el mismo amargo destino que el antecesor pues fue destruido por el emperador Tito en el año 70 EC, hecho conocido como el Segundo Jurbán.

Hoy en día, la Sinagoga reemplazó al Templo como un santuario para la fe judía, en la cual se encuentra un Aarón Hakodesh que resguarda al Sefer Toráh, el ner tamid que simboliza la luz perpetua de la menorá de oro y los rezos de Shajait y Arvit reemplazaron a los sacrificios diarios; así mismo, la mesa del hogar judío ocupa el lugar del mizbeaj.

Ahora bien, retomando el texto hay algo que llama mi atención:

“Y tú, hombre, cuéntales a los israelitas lo que viste del templo, y de sus planos y medidas, para que se avergüencen de sus pecados. Y si se avergüenzan de todo lo que han hecho, explícales la forma del templo y lo que hay en él, las salidas y entradas, en fin, todo el plano, lo mismo que las leyes que deben cumplir. Dibújales todo esto para que tengan una idea clara del diseño y lo lleven a cabo. Escríbeles también todas las leyes para que puedan cumplirlas”.  (Ezequiel 43: 10-11).          

¿Por qué razón, la descripción de las características del templo podría avergonzar a los Hijos de Israel y hacer que se arrepintieran de sus pecados? ¿A caso la majestuosidad de un recinto puede mover al arrepentimiento a una persona?

Considero que no se refiere precisamente a la majestuosidad o suntuosidad del recinto, aunque al parecer, el Templo de los tiempos del Profeta fue muy hermoso. Creo que debe haber otra razón.

La palabra hebrea midá significa medida o cualidad, por lo que de aquí podemos inferir que todos tenemos midot, ósea nuestras propias medidas o cualidades. Este concepto se ha retomado recientemente dentro del judaísmo dando lugar a una serie de principios que conforman la ética judía. Los rabinos mencionan que las middot están realmente arraigadas en cada judío, siguiendo los caminos de la conducta interior y también la educación, tal como se menciona en Pirkei Avot 6:5 que dice: 

La Torá es más grande que el sacerdocio y el reinado, pues el reinado se adquiere a través de treinta virtudes y el sacerdocio a través de veinticuatro; más la Torá se adquiere a través de cuarenta y ocho cosas. Y éstas son: 

El estudio, la atención del oído, la articulación de los labios, la intuición del corazón, la reflexión del corazón, el miedo, la reverencia, la humildad, la alegría, la pureza, el servicio a los sabios,  la selección de los compañeros, la dialéctica de los discípulos, el asentamiento, la Escritura de la Mishná, la moderación en los negocios, la moderación en el arte mundano, la moderación en los placeres, la moderación en el sueño, la moderación en la conversación, la moderación en la risa, la paciencia, el buen corazón, la fe de los sabios, la aceptación de las contrariedades.

Pienso que esta lista que se menciona en el párrafo de Pirké Avot no está terminada, es decir cada uno de nosotros puede agregar más cualidades a ella para magnificarla. Posiblemente algunas de las virtudes que podamos sumar podrían parecer muy simples e incluso ridículas, pero créeme que en su conjunto pueden hacer de ti y de mí una mejor persona, de tal manera que, si nos comparáramos a nosotros como un edificio, nuestra arquitectura podría ser tan majestuosa como el mismísimo Templo de Jerusalén. 

Déjame poner un ejemplo, la escalera que conducía hacia el patio del Segundo Templo tenía una puerta llamada “La Puerta de Nikanor”, ¿por qué se llamaba así?

Cuenta el midrash que un hombre judío llamado Nikanor quería hacer una donación al Beit Hamikdash, por lo que viajó a Alejandría para que le construyeran dos puertas de cobre para el Templo. Posteriormente, las subió a un barco para llevarlas a Israel. Durante el viaje hubo una fuerte tormenta que amenazaba con hundir la embarcación. Para aligerar la carga, los marinos decidieron arrojar al agua una de las puertas, sin embargo, la tormenta no cesó, por lo que deseaban deshacerse de la segunda puerta. 

Nikanor al ver las intenciones de los marinos se amarró a sí mismo a la puerta y dijo: ¡Arrójenme con ella! En ese preciso momento las aguas se detuvieron y no hubo necesidad de arrojarlo. 

Nikanor estaba muy triste por la pérdida de la primera puerta, sin embrago, cuando el barco llegó al puerto de Ako los marinos se percataron de que la primea puerta se encontraba debajo de la nave. Por su disposición y entrega en beneficio del Beit Hamikdash,  Nikanor se hizo merecedor del milagro de las puertas y por eso llevaron su nombre. 

Por lo anterior puedo concluir que cada día es una oportunidad para mejorar nuestras midot, porque ser judío no consiste únicamente en cumplir las mitzvot, sino de tratar de ser mejor individuo diariamente. Esforzarnos por sacar lo mejor de nosotros mismos para el bien nuestro y de quienes nos rodean. 

Nuestros sabios enseñaron en Otzar HaMidrashim que: ”גדולה דרך ארץ שקדמה לתורה – Más grande es la buena conducta que se adelantó a la Torá”.

Shabat Shalom

Redactada por Eyal Wong 

Adar Rishon 12, 5782.
Febrero 11, 2022.

britbraja.mx
facebook.com/Britbrajamex/
twitter.com/MxBrit/
instagram.com/britbraja/
pinterest.com.mx/britbraj/

[La imagen puede estar protegida por derechos de autor]