הפטרת מקץ
1 Reyes 3:15 – 4:1
La interpretación de los sueños
En honor al Yahrzeit de
Rivka bat Abraham VeSara
(Clara González Ruiz) Z”L
La parashá de esta semana comienza con la lectura:
וַיְהִי, מִקֵּץ שְׁנָתַיִם יָמִים; וּפַרְעֹה חֹלֵם, וְהִנֵּה עֹמֵד עַל-הַיְאֹר.
Y sucedió al fin de dos años: el Faraón soñó y he aquí que estaba parado sobre el río…
וַיְהִי בַבֹּקֶר, וַתִּפָּעֶם רוּחוֹ, וַיִּשְׁלַח וַיִּקְרָא אֶ ת-כָּל-חַרְטֻמֵּי מִצְרַיִם, וְאֶת-כָּל-חֲכָמֶיהָ; וַיְסַפֵּר פַּרְעֹה לָהֶם אֶת-חֲלֹמוֹ, וְאֵין-פּוֹתֵר אוֹתָם לְפַ רְעֹה.
Y a la mañana su espíritu se hallaba agitado, de modo que envió y convocó a todos los nigromantes de Egipto y a todos sus sabios; el Faraón les narró su sueño, mas nadie logró interpretárselo al Faraón (Bereshit/ Génesis 41:1,8).
וַיֹּאמֶר פַּרְעֹה, אֶל-יוֹסֵף, חֲלוֹם חָלַמְתִּי, וּפֹתֵר אֵין אֹתוֹ; וַאֲנִי, שָׁמַעְתִּי עָלֶיךָ לֵאמֹר, תִּשְׁמַע חֲלוֹם, לִפְתֹּר אֹתוֹ.
וַיַּעַן יוֹסֵף אֶת-פַּרְעֹה לֵאמֹר, בִּלְעָדָי: אֱלֹהִים, יַעֲ נֶה אֶת-שְׁלוֹם פַּרְעֹה.
Y el Faraón le dijo a Iosef (José): «Tuve un sueño, mas nadie puede interpretarlo. Oí decir que sabes entender e interpretar los sueños».
Iosef (José) le respondió al Faraón diciendo: «Eso no está en mi poder; es Dios el Que responderá por el bienestar del Faraón». (Bereshit/ Génesis 41:15-16).
Por otro lado, en la haftará leemos:
וַיִּקַץ שְׁלֹמֹה, וְהִנֵּה חֲלוֹם; וַיָּבוֹא יְרוּשָׁלִַם וַיַּעֲמֹד לִפְנֵי אֲרוֹן בְּרִית-אֲדֹנָ י, וַיַּעַל עֹלוֹת וַיַּעַשׂ שְׁלָמִים, וַיַּעַשׂ מִשְׁתֶּה, לְכָל- עֲבָדָיו.
Cuando Shlomó (Salomón) despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto del Eterno, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también banquete a todos sus siervos.
אָז תָּבֹאנָה, שְׁתַּיִם נָשִׁים זֹנוֹת–אֶל-הַמֶּלֶךְ; וַתַּעֲמֹדְנָה, לְפָנָיו.
En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él (1 Melajim 3:15-16).
Luego de su sueño, se desarrollará aquella historia épica donde estas dos mujeres se presentan con un bebé alegando ser la madre verdadera. El Rey Salomón propuso que, como no había testigos ni evidencias y no se ponían de acuerdo, la solución sería partir al niño en dos y entregar una mitad a cada mujer. Cuando lo iba a partir, una de ellas se abalanza a protegerlo y con tal de no matarlo se lo cede a la otra; y así fue que el rey Salomón supo cuál era la madre verdadera y a ella le entregó el bebé y el relato culmina diciendo:
וַיִּשְׁמְעוּ כָל-יִשְׂרָאֵל, אֶת-הַמִּשְׁפָּט אֲשֶׁר שָׁפַט הַמֶּלֶךְ, וַיִּרְאוּ, מִפְּנֵי הַמֶּלֶךְ: כִּי רָאוּ, כִּי-חָכְמַת אֱלֹהִים בְּקִרְבּוֹ לַעֲשׂוֹת מִשְׁפָּט.
Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar (1 Melajim 3:28).
Claramente el tema de conexión entre la Parashá y la Haftará de ésta semana es el de los sueños, sin embargo, este último verso agrega un factor importante en el tema de los sueños… La Sabiduría.
Es claro que el tema de los sueños ha sido un tema muy controversial a lo largo del tiempo; un tema que ha sido objeto de estudio y análisis no solo para el conocimiento mágico religioso, sino también para la ciencia moderna.
Para entender mejor el contexto histórico de los sueños, es preciso remontarnos desde la atribución mística emergente de la divinidad que es el contexto descrito.
Pero ¿qué significan los sueños para el judaísmo?
El talmud ofrece varias posiciones al respecto, desde que los sueños son en una pequeña parte de una profecía (Berajot 57b) hasta la posibilidad de que todos los sueños contienen alguna parte de lo absurdo (Berajot 55 a). Pero entonces ¿Cómo saber esa diferencia? En el mismo talmud encontramos la respuesta: La interpretación de un sueño dependerá siempre del intérprete (Berajot 55 b).
Es decir, un sueño puede ser en inicio hasta cierto punto profético (debo aclarar que la profecía no es el contexto reduccionista e ignorante que se limita a la adivinación, como una especie de ocultismo o mancia, tal como mucha gente se ha encargado de difundir entre sus sectas) un profeta judío es aquel que denuncia la injusticia social, poniendo casi siempre en riesgo su propia vida, no importando si a quien denuncia es al mismo Rey o a un pueblo entero. Es así, pues, que la profecía para el judaísmo es en gran medida una revelación divina en pro del desvalido y necesitado. Dicho esto, prosigo con la explicación. Una revelación sin utilidad ni justicia es entonces un sueño absurdo y sin sentido, así que un sueño en sí mismo no lo hace profecía y por ende no hace profeta a nadie.
La tercera premisa que cito del Talmud es que la interpretación del sueño dependerá siempre del intérprete, es decir; de nada sirve una revelación divina si no hay una persona lo suficientemente sabia para interpretarlo y darle utilidad. Respecto a esta última parte me parece interesante que en ambos textos convergen en una cosa, por un lado, José le atribuye el crédito de la interpretación al poder de Dios y Salomón quién también era soñador y poseía la sabiduría para interpretarlos, su sabiduría también provenía de Dios.
El Rey Salomón llegó al trono a los 12 años y le preocupó la responsabilidad que estaba tomando, tuvo un sueño y en ese sueño una visión donde hablo con Dios y Dios le ofrece una oferta única “pídeme lo que quieras y te lo concederé” Cualquier hombre pudo pedir hasta lo materialmente inimaginable, sin embargo, el joven Rey pidió:
Sabiduría para poder gobernar justamente.
Y Dios le dijo: Puesto que no has pedido larga vida para ti, o riquezas, o la muerte de tus enemigos… te concederé tu pedido. Te otorgo inteligencia y entendimiento, al punto de que no hubo, ni habrá nadie igual a ti en sabiduría. Y te concederé además lo que no has pedido: riquezas y honor… (1 Melajim / 1 Reyes 3:11)
Este épico y majestuoso pasaje literario resalta el valor del hombre en búsqueda de la sabiduría para el bien de los demás por sobre todas las cosas materiales. Éste es el tercer factor de abordaje de los sueños que nos comparte el Talmud.
Entonces ¿Cómo podemos buscar la sabiduría?
En términos razonables para alcanzar la sabiduría se requieren algunas variables que son determinantes; esto abarca desde la educación que recibes de tus padres, pasando los amigos con los que te juntas y hasta de los mayores a los que prestas oído a sus consejos.
Es por esto, que para nuestros sabios, un sueño en manos de un ignorante es similar a una carta no leída (Berajot 55a).
Pero no todo para ahí, el mismo Talmud está abierto a otras posibilidades como que las personas ven en sus sueños las cosas sobre las que pensaron durante el día (Berajot 55b)
Es curioso que es la misma postura de los sicólogos que en la actualidad consideran que los sueños son una de las claves para entender el subconsciente humano y respecto a esto también nuestros rabinos hablaron como Moshé Jaim Luzzatto, un rabino y cabalista italiano del siglo XVIII, que explica que cuando dormimos, nuestro cuerpo descansa y nuestra mente tiene la oportunidad de acomodar los pensamientos que tuvimos durante el día (Dérej Hashem 3:1:6).
Hasta 1953 hubo muchas especulaciones en el estudio de los sueños. Freud les dio sentido a los sueños, muy posiblemente influenciado por la cultura judía y dio una gran visibilidad académica a los ensueños, sugirió entre otras cosas que la función de los ensueños es proteger el sueño de deseos insatisfechos (la mayoría relacionados con contenido sexual). Estas hipótesis han sido descartadas por investigaciones posteriores o no han sido demostradas.
En la actualidad, la ciencia moderna define a los ensueños como la actividad mental (percepciones, pensamientos y experiencias) que ocurre durante el sueño y afirma que el ensueño es una forma de consciencia. Considerando que la consciencia es una propiedad emergente de la actividad que caracteriza a ciertas redes neuronales (principalmente localizadas en el tálamo y la corteza cerebral) durante en vigilia. Dado que el sistema nervioso, por su complejidad, es el sistema que más necesita mantenimiento por medio del sueño, para propiciar el desarrollo del sistema nervioso, y un mantenimiento adecuado de las sinapsis (importante para consolidar la memoria), eliminación de productos tóxicos acumulados durante la vigilia y recuperación de depósitos energéticos (Torterolo, 2020).
En base a lo dicho, los sueños parecen ser una mezcla de diversos elementos, todos ellos benéficos y necesarios tanto para nuestra biología como para nuestro sentido de conciencia que nos conecta con Dios que según el judaísmo emerge a través de la convergencia de salud mental y sentido de ética social.
Aun así, desde la perspectiva que se desee abordar, nuestros sueños reflejan quienes somos en nuestro interior y la forma de entenderlos habla más de lo creemos sobre lo que somos.
Soñamos lo que anhelamos, soñamos lo que tememos y sobre todo nos da la posibilidad de hacer algo al respecto cuando despertamos.
Está en nuestras manos hacer de nuestros sueños saludables y que sean una revelación divina que nos convierta en instrumentos de Dios para el bien nuestro y de los demás.
¿Ustedes creen que hay una conexión necesaria entre los sueños y la sabiduría?
Shabat Shalom
Israel ben Abraham VeRivka
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