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Haftará Bejukotai

PARSHAT BEJUKOTAI

EN MIS ESTATUTOS (LEYES)

Vaikrá (Levítico) 26:3 27:34

Jeremías (Irmeía) 16:19-21;-17:1-14

INTRODUCCIÓN

En la vida secular, los que hemos tenido la bendición de ser padres y amamos a nuestros hijos, queremos para ellos lo que pensamos que es mejor, y los educamos según nuestro criterio, conocimiento y experiencia.

Cuando son pequeños tenemos que comunicarlos con ellos con lenguaje visual y auditivo, tal que ellos entiendan, e incluso hacemos el ridículo, hablado lenguaje de bebé.

Si se enferman, buscamos la manera de que se tomen la medicina, que suponemos les hará bien, llegando a incluso a “mentir” con trucos tontos.

Cuando van creciendo y no quieren ir a la escuela, que suponemos es un bien para ellos o los educamos en alguna situación, en ocasiones los “chantajeamos”, con el truco del castigo o premio. Pensamos que por su inmadurez no entienden la importancia de hacer las cosas sin que se les dé un premio o de ser castigados.

Conforme crecen, y pasan la adolescencia, algunos maduran y adquieren responsabilidades y derechos, sin necesidad de que se les esté premiando, sin embargo, el padre amoroso, siempre busca recompensarle y apoyarle.

Pero no todos son así, algunos son de “dura cabeza” y necesitan ser reprimidos, porque pensamos que es lo que tenemos que hacer por su bien. O tal vez, les engañamos, diciendo que los castigaremos, cuando en realidad no lo haremos.

En una ocasión me pidieron permiso para salir de casa, y dije: sí, pero te quiero aquí a las 12:00h, resulta que llegaran a las 01:00, yo enojado dije, !no volverás a salir por que no cumpliste la hora de llegada.

Pasado unos días, me volvieron a solicitar permiso para salir: y dije sí pero ahora sí te la hago efectiva, ¿he?

Si no llegas a la hora convenida no volverás a salir, y no llegaron.

¿saben cuántas veces más accedí?

Socialmente, también se necesita ser “maduro”, muchos piensan: mientras yo tenga, sea, o no tenga el tal problema, ¡está bien!.

De forma irresponsable, no atendemos las obligaciones sociales: pago de impuestos, ir a votar, cuidar el agua, no tirar basura en las vías, respetar las leyes de tránsito, etc.

Imaginemos a un líder social responsable, por ejemplo, un profesor o un presidente de alguna asociación, que, se interese por sus alumnos o agremiados, les compartirá lo que les conviene, pero no faltará a quién no le interese, que sea difícil de aprender, esa persona para cumplir su objetivo, tal vez dice:

 te doy un punto si haces la tarea, pero te quito un punto si no asistes.

¿será necesario hacer eso en una persona que sabe lo que quiere, que está segura de su objetivo?

FASES CRONOLÓGICAS

Las épocas bíblicas pueden dividirse en 7 fases cronológicas que reflejan los principales eventos y periodos históricos:

1) Época de los Patriarcas (aprox. 2000–1600 AEC): Incluye las historias de Abraham, Isaac, Jacob y José. Relato del pacto de Dios con Abraham y la promesa de la tierra de Canaán. Esto está narrado en el libro de Génesis (Bereshit).

2) Éxodo y Conquista (aprox. 1600–1200 AEC): La esclavitud en Egipto. El liderazgo de Moisés y el Éxodo. La entrega de la Ley en el Monte Sinaí. La conquista de Canaán bajo el liderazgo de Josué.

En Shemot (Éxodo) se narra el éxodo de Egipto y después de la construcción del Tabernáculo Dios da a Moisés las leyes (Éxodo 20) y regulaciones contenidas en Levítico (Vaikrá). En este punto se desarrolla la Parashat.

Levítico, por lo tanto, está firmemente situado en el contexto del Éxodo, durante el tiempo en que el pueblo estaba establecido en el Sinaí, recibiendo la ley de Dios a través de Moisés.

En Bemidbar (Números) trata en especial acerca de los años de travesía del pueblo por el desierto, desde el segundo año del éxodo de Egipto hasta el cuadragésimo año, en que acampan en los llanos del Moav, al este del Jordán, previo a su ingreso a la Tierra Prometida.

En Devarim (Deuteronomio) el Pueblo se encuentra en los llanos del Maov, a punto de cruzar el Jordán hacia la tierra Prometida.

Es una serie de discursos y exhortaciones de Moisés, repasando las leyes y los eventos que han ocurrido desde el Éxodo, y reiterando la importancia de la obediencia a Dios.

Moisés revisa la historia de Israel desde el Éxodo, repite la Ley (“Deuteronomio”, que significa “segunda ley”), y brinda instrucciones finales.

Tres discursos principales de Moisés a los israelitas:

Primer discurso (capítulos 1-4): Revisión de la historia desde el Éxodo hasta su situación actual en Moab.

Segundo discurso (capítulos 5-28): Repetición de la Ley, incluyendo los Diez Mandamientos, y un conjunto detallado de leyes y regulaciones para la vida en la Tierra Prometida.

Tercer discurso (capítulos 29-30): Renovación del pacto y exhortación a elegir la vida y la bendición al obedecer a Dios.

Moisés detalla las bendiciones por la obediencia y las maldiciones por la desobediencia.

Moisés transfiere el liderazgo a Josué (capítulo 31).

Incluye un cántico (capítulo 32) y una bendición para las tribus de Israel (capítulo 33).

Relato de la muerte de Moisés en el Monte Nebo (capítulo 34).

3) Época de los Jueces (aprox. 1200–1020 AEC): Periodo de gobierno de los jueces, líderes temporales que guiaban a Israel. Ciclos de apostasía, opresión, arrepentimiento y liberación.

4) Monarquía Unida (aprox. 1020–931 AEC): Reino de Israel unificado bajo los reyes Saúl, David y Salomón. Construcción del Templo de Salomón en Jerusalén.

5) Monarquía Dividida (aprox. 931–722 AEC): División del reino en Israel (norte) y Judá (sur). Reinos separados con sus propios reyes y profetas.

En el periodo final del reino de Judá y el comienzo del exilio babilónico, aparece el profeta Jeremías (Irmeiá).

Jeremías comenzó su ministerio en el año 627 AEC, durante el reinado del rey Josías de Judá. Este periodo abarca los reinados de los últimos reyes de Judá. Jeremías también vivió durante el tiempo de la caída de Jerusalén ante los babilonios en 586 AEC.

Testificó la destrucción del Templo de Salomón y el exilio a Babilonia. Continuó su ministerio profético durante el exilio, aunque él mismo no fue llevado a Babilonia, sino que permaneció en Judá y luego fue llevado a Egipto contra su voluntad por un grupo de judíos que huían de los babilonios. En este punto se desarrolla la Haftará.

Sus profecías incluyen advertencias de juicio debido a la idolatría y la infidelidad del pueblo de Judá, llamados al arrepentimiento, y promesas de restauración futura.

A lo largo de su ministerio, Jeremías enfrentó oposición, persecución, y encarcelamiento por parte de sus compatriotas, incluyendo líderes religiosos y políticos.

6) Exilio y Retorno (aprox. 722–538 AEC): Caída del reino de Israel ante Asiria (722 AEC). Caída del reino de Judá ante Babilonia (586 AEC). Exilio babilónico y el retorno bajo el decreto de Ciro el Grande de Persia (538 AEC).

7) Época del Segundo Templo (aprox. 538–70 AEC): Reconstrucción del Templo en Jerusalén. Periodo de dominio persa, griego y romano.

DESARROLLO

Levítico 26:3

Si Uds. caminan en Mis decretos y observan Mis mandamientos y los cumplen:

Yo les proveeré de lluvias en su momento apropiado para que la tierra dé su cosecha y el árbol del campo dé su fruto..

Si Uds. caminan en Mis decretos y observan Mis mandamientos y los cumplen:

1) Caminar (dinámica, hoy, mañana, siempre)

2) Observan (Razonan, Meditan)

3) Cumplen (Acción)

Yo les proveeré de lluvias en su momento apropiado (equilibrio) para que la tierra dé su cosecha y el árbol del campo dé su fruto..

¡ TODOS QUEREMOS PARTICIPAR DEL RESULTADO PERO POCOS EN EL PROCESO !

Recordemos que los Sacerdotes, como líderes espirituales, pertenecían a una clase social privilegiada, sabían leer, eran sabios, ricos, etc, pero también debían cumplir reglas sociales más estrictas que los integrantes del pueblo, reglas de santidad, de pureza, de vestimenta, de comida, etc.

Estos líderes, responsables de la conducta ética y moral del pueblo, tenía que ver la mejor manera de que todos los integrantes del pueblo independientemente de su madurez intelectual o mental o social, no se olvidaran o alejaran de lo que el Eterno había hecho casi recientemente. 

Tal que, asombrosamente aparece sin razón contextual alguna, el verso (26:13), “Yo soy Hashem, Elokim de Ustedes, que los saqué Egipto donde Ustedes eran esclavos…”

Y se enlistan una serie de bendiciones que disfrutará el pueblo si observan los preceptos, como la holgura económica, la abundancia y las lluvias en su tiempo.

Por el contrario, si descuidan su cumplimiento, se enlistan una serie de maldiciones que caerán sobre ellos, como: la opresión por el enemigo, el sufrimiento físico y el exilio.

El pueblo, en su mayoría, estaban en la transición y eran inmaduros espiritualmente, tal que los líderes, usaron una Técnica amorosa para que guardaran las leyes de moralidad y comportamiento: el truco de recompensa-castigo.

Si leemos El Tanaj, en versículos previos a los marcados en la haftará, Jeremías observa que el pueblo no ha madurado espiritualmente, y se está regresando a la adoración de ídolos extraños, que muchos se prosternaron y sirvieron a ellos, dice: (16:11) y a Mí me abandonaron y mi ley no observaron, (16:12) Ustedes han hecho más mal que vuestros padres, he aquí que Ustedes van cada uno detrás del parecer de su corazón malo, para no oírme a Mi.

Jeremías está siendo testigo de una calamidad social, vivió en el tiempo de la Monarquía dividida, durante el tiempo de la caída de Jerusalén ante los babilonios en 586 AEC, testificó la destrucción del Templo de Salomón o Primer Templo (586 AEC) reconoce que la calamidad ocurrida a Israel es el resultado de la conducta inmoral.

La Haftará inicia diciendo: 

! Hashem, eres mi fuerza, mi fortaleza y mi refugio en el día de mi desgracia!

Todo lo que socialmente estaba pasando, era atribuido a la consecuencia de la maldición debido a la Idolatría (Jeremías, 17:1), dice:

(17:5) “Maldito el que deposita su confianza en el hombre, que se apoya en la fuerza de los mortales y su corazón se aparta de Hashem”.

“Será como un árbol solitario en el desierto, que no ve cuando viene el bien, sino que se encuentra en el desierto en tierra estéril e inhabitada”.

(17:7) “Bendito el hombre que confía en Hashem, entonces Hashem será su protección (seguridad, confianza)”.

(17:8) “Será como árbol plantado cerca del agua, que extiende sus raíces hacia las corrientes de agua y por ende, no sufre cuando llegan los calores pues su follaje está fresco, ni se preocupa en un año de sequía Y no deja de dar frutos”

La haftará (Jeremías 16:19, 17-14), explica que el pueblo puede escoger una vida de Bendición o una de Maldiciones.

El árbol, simboliza mi persona, el río o corriente de agua simboliza la Torá con todas sus bendiciones, y las raíces que deben extenderse son el cimiento, son las acciones que debo hacer para alcanzar las bendiciones, entre otras, conocer, meditar, razonar, realizar lo referente en la Torá.

Cuando esto sucede, la persona está confiada, vive en paz y no se preocupa, cuando llegan malas nuevas, se refugia en lo aprendido, para proteger su mente y que sea consolado, pero a la vez será fortalecido para continuar en la travesía llamada vida. Después se recuperará debido a su amplio follaje, y será de nuevo prospero, con resultados propios debido a sus acciones, con fin de que sea feliz.

Según la Mecánica Newtoniana, “A toda acción corresponde una reacción de la misma magnitud y de sentido contrario”, pero que lo anterior no es cierto según la Mecánica Lagrangiana y menos aplicable según la Mecánica Cuántica. Es decir, hay una evolución del conocimiento. También debemos evolucionar en lo espiritual y poco a poco ser más maduros.

COMENTARIO FINAL

Lo que sí es cierto, es que algunas de las cosas que para nosotros son una maldición o una calamidad, son producto o consecuencia de algunas decisiones o acciones que hemos omitido o realizado. Pero no todo lo que suponemos es una maldición en nuestra vida es producto de mis acciones, algunas de e

llas pudieron ser causadas por la naturaleza o por otros individuos.

Nunca pueden ser causadas por Dios, aun cuando yo en mi ignorancia le culpe.

Esto lo expreso con cierta caución, tal vez debido a la poca madurez que tengo, y espero que ninguno de Ustedes piense: Eso dice, pero si él de verdad tuviera tal problema, ya veríamos que diría, que fue Dios… y lo maldeciría. 

Pero me compararían con Job y estoy muy lejos de la madurez de ese tipo, lo que sí sé, es que este tema es complejo y debatible, y es para reflexionarse personalmente, y para como vimos “a cada rato recordarlo”.

La benevolencia de Dios, es darnos la oportunidad de poder decidir hacer el bien y entender con razonamiento lo que me conviene hacer en la vida para ser feliz.

Nosotros, hemos sido sacados de la esclavitud y tenemos la oportunidad de ser libres mentalmente, de razonar, de preguntarlos, de estudiar, de investigar y de no creer sólo por fe.

El otro día, leí en una revista secular: “Esperar a que el líder o salvador resuelva el problema es precisamente para lo que el esclavo ha sido “entrenado”.

Debemos buscar el equilibrio de las cosas (lluvia en su momento) y que cuando tengamos una calamidad o una desgracia, corramos por protección mental, fortaleza y refugio, que nos ofrece el Eterno por medio de sus palabras de aliento y amor, en la Torá.

Debemos madurar espiritual, social y personalmente, para no hacer las cosas esperando ser recompensados, sino porque estamos convencidos de que es lo correcto. Creo que debemos bendecir al Eterno y agradecerle por lo que tenemos, cuidar y amar a nuestros familiares, hijos, esposa/so, bienes materiales, trabajo, etc. Dedicarles tiempo y complacerlos de vez en cuando, sabiendo que todos somos diferentes y pensamos y tenemos necesidades diferentes.

Buscando siempre un equilibrio, para que seamos felices.

¡ La bendición del Eterno es la que enriquece, y no añade tristeza con ella!

La bendición del Eterno es la que te hace sentir bien, feliz, en paz y en tranquilidad, física, mental y espiritualmente, pero sin dañar a nadie:

“No hagas a otros lo que no quieras para ti” (Hillel, Shab 31 a)

“Aborreced lo malo y amad lo bueno y restableced la justicia” (Amos 5:15)

“Esta es la ley más importante de la Torá. Si guardas el precepto de amar a tu prójimo como a ti mismo y amas a todo el pueblo de Israel como si fuese tu propio cuerpo, serás merecedor de la completitud de los preceptos entre hombre y hombre, y también entre hombre y Dios”

Rav Akivá

Toda raba, javerim / javerot

Yo soy:

Baruj (Hugo) Hernández Barrios

y los saludo desde Morelia, México

Shabat, 24 Iyar, 5784

01 junio 2024