Haftarat Vayerá:
Melajim II 4:1 a 4:23
La Haftará de esta semana nos habla de la historia del profeta Elishá y dos mujeres, a quien El Eterno por medio de él, les hace milagros que se relacionan mucho a los milagros que vivieron Abraham y Sarah. Para mi comentario las explicaré de la siguiente forma:
Mujer 1
1 Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Elishá, diciendo:
“tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que ti siervo era temeroso del Eterno. Y ha venido el acreedor para tomar dos de mis hijos como esclavos.
Es altamente probable que la mujer conocía los hechos y milagros de los profetas Eliahu y de Elishá, ya que su marido era hijo de un profeta. Ella era viuda, tenía problemas económicos que le generaban preocupación y temía por sus hijos que fueran a convertirse en esclavos. De tal manera que clamó al Eterno, es decir, levantó una súplica por medio de la oración.
2 Elishá le dijo: “¿Qué puedo hacer por ti?, Declárame que tienes en casa”.
¿Por qué le pregunta que puedo hacer por ti? ¿Acaso el Eterno no lo sabe todo?
¿debemos decirle específicamente lo que deseamos?
Por qué pregunta ¿qué tienes en casa? Quiere que le digamos con sinceridad que tenemos en el corazón, cual es nuestra situación espiritual, como está nuestra luz interior.
Ella dijo: “Tu sierva no tiene nada en casa, excepto una vasija de aceite”
Pareciera que la vasija de aceite no es tan importante. Tener una vasija de aceite en esa época era mucho, dependiendo del tipo de aceite, éste tenía un precio alto. Sin embargo, tenía una “vasija” para recibir la bendición de la multiplicación, tenía un corazón dispuesto con un poco de paz o tal vez con poca presencia de Dios.
Todos tenemos cosas que dar, algo positivo, pero si no reflexionamos tal vez no lo vemos, tal vez está allí pero no lo valoramos.
3. Él dijo: “Ve, pide recipientes prestados para ti del exterior- de todos tus vecinos-, recipientes vacíos; no escatimes.
Mando a la mujer a buscar entre el pueblo, sus familiares y sus vecinos, quienes tenían “recipientes vacíos”, con eso ella sabría quiénes no tenían aceite, es decir, quienes tienen necesidades espirituales y económicas.
4. Y entra (en tu casa) y cierra la puerta tras de ti y tras de tus hijos, vierte (el aceite que tienes) en todos esos recipientes y pon aparte el que esté lleno”.
Cierra la puerta, es decir, que nadie te vea ni aún tus hijos, en lo secreto, y da de la bendición que tienes.
5. Ella se fue de él y cerró la puerta tras de sí y tras de sus hijos. Ellos le traían (los recipientes) y ella vertía.
Ella realizó la acción de llenado de los recipientes confiada en que era para bien, es decir, hizo obras de bendición que llenaron necesidades espirituales o materiales
6. Y cuando los recipientes estuvieron llenos, ella dijo a su hijo: “Tráeme otro recipiente”. Y él le dijo: “Ya no hay otro recipiente”. Entonces cesó el aceite.
7. Ella vino y lo anuncio al hombre de Dios, y él dijo: “Ve y vende el aceite y paga a tu acreedor; y tú y tus hijos vivan de lo que sobre.”
Es decir, el Eterno multiplica las bendiciones hasta que abunden, cuando estás dispuesto a orar y clamar, pero también a dar. Y milagrosamente nuestra casa será salvada de la esclavitud espiritual.
El Eterno que cuida de sus hijos y que conoce sus necesidades, espera que cuando tengamos algún problema que nos robe la paz, nos acerquemos a él por medio de la oración suplicándole su ayuda. La cual vendrá después de ser obediente y confiando en que lo que nos pida que hagamos será para bien.
Lo que siempre debemos tener es “aceite” es decir, luz interior, sabiduría, paz, espiritualidad, pureza; que, aunque a nuestros ojos pareciera no ser tan valiosa, para él si lo es. Todos tenemos algo que dar a los demás, talentos o bienes materiales que él multiplicará, con el único fin de que tengamos paz.
La mujer temía que sus dos hijos podían convertirse en esclavos y además podía perder la bendición material, pero el Eterno evita milagrosamente, al escuchar la oración y ver la confianza en él, que se pierda la bendición, y además la multiplica.
Mujer 2
8 Cierto día, sucedió que Elishá pasó por Shunem; y allí había una mujer importante (rica) que le insistía para que comiese pan.
Y siempre que pasaba se dirigía allí para comer pan.
9 Ella dijo a su marido: “He aquí ahora, yo sé que él es hombre de Dios que pasa siempre con nosotros.”
10 Hagamos una buhardilla pequeña y coloquemos en ella para él cama, mesa, silla y lámpara, para que cuando él venga a nosotros se quede allí.”
11 Y cierto día, sucedió que él llego allí y se dirigió a la buhardilla y se acostó allí.
12 Y dijo a Guejazí, su mozo: “Llama a esta shunamita”.
El [mozo] la llamó y ella se paró delante de él.
13 Y [Elishá] dijo a él: “Di a ella: He aquí que has sido solícita hacia nosotros con todo este esmero; ¿qué se puede hacer por ti?,
¿Hay que hablar por ti al rey o al jefe del ejército?”
Pero ella dijo: “Yo habito en medio de mi gente”
14 Entonces él dijo: “Qué, pues, se podrá hacer por ella?” Guejazí dijo: “En verdad, ella no tiene hijo, y su marido es anciano”
1 5 [Elishá] dijo: “Llámala”. Él la llamó, y ella se paró en la entrada.
16 Y [Elishá] dijo: “En esta época el año entrante abrazaras un hijo.”
Pero ella dijo: “No, señor mío, hombre de Dios; no defraudes a tu sierva”
17 La mujer concibió y parió un hijo en esa misma época al año siguiente del cual le había hablado Elishá.
18 El niño creció. Pero un día sucedió que salió hacia su padre, a los segadores.
19 Y dijo a su padre: “¡Ay, mi cabeza! ¡Ay, mi cabeza!” [Su padre] dijo al mozo: “Pórtalo hasta su madre.”
20 Lo portó y lo trajo a su madre; el [niño] se sentó sobre las rodillas de ella hasta el medía, y murió.
21 Ella subió y lo acostó sobre la cama del hombre de Dios; cerró la puerta tras él y salió.
22 Entonces ella llamo a su marido y dijo: “Envíame a uno de los mozos y a una de las asnas para que yo corra hasta el hombre de Dios, y regrese.”
23 Él dijo: “¿Para qué vas a él? Hoy no es novilunio ni Shabat”. Pero ella dijo: “[Todo] está bien.”
Comentario
Esta historia relata una mujer que es rica, prospera que no necesitaba nada material, incluso no
necesitaba ningún favor del rey o del jefe del ejército.
Pero no tenía hijos (tal vez era estéril) y su marido era viejo, lo cual hacia casi imposible que los tuviera,
¡únicamente un milagro podría hacerlo realidad!
Pero por sus actos de dar lo que ella tenía (material), bondad, servicio, de ser atenta con el prójimo, recibió la noticia del milagro.
El milagro llegó esa misma época al año siguiente, en el momento indicado. Y su familia se multiplicó.
En el texto su único hijo murió, y ella confió en que todo estaba bien, por que confiaba en el poder del
Eterno, porque clamó por la vida de su hijo (la bendición).
Finalmente, su hijo milagrosamente se salva de la muerte.
Al igual que en la historia de la parashá, El Eterno milagrosamente quita toda infertilidad y salva a los hijos de la muerte, considerando y resaltando los valores y cualidades de cada uno los personajes, todos conocían al Eterno, confiaban en Él, oraban y hacían actos de bondad con sus semejantes. No importa el orden, ni las circunstancias para el que ha conocido al Eterno.
Vayera elav Adonay
Mi sincero deseo es que hoy, se nos haya aparecido El Eterno, para confirmar la bendición que estamos esperando y que llegará, en su tiempo…, tal vez dentro de un año cuando estemos volviendo a recordar la lectura Vayera.
Conocemos su poder de abrir y cerrar la matriz, es decir, preparar la vasija para almacenar la bendición.
Conocemos su poder de multiplicación, no perdamos la bendición con nuestros malos actos, con seguir volteando atrás porque podemos caer en esclavitud.
No desesperamos, no critiquemos, no hay que prejuzgar, pensemos en el prójimo.
Hay que aprovechar las oportunidades de regresar a casa, al buen camino, ya que ¿existe alguna cosa oculta a Dios?, Él conoce lo que nos falta, pero creo que también es necesario que se lo digamos por medio de la tefilá, alabando, agradeciendo, suplicando, adorando, etc.
Confiemos en el cumplimiento de su palabra.
Seamos como el aceite, que no se mezcla, no nos mezclemos espiritualmente, eso es por sí mismo una bendición, multipliquemos la bendición con nuestros actos y la oración, y/o con la oración y nuestros actos.
¿No te parece que hemos sido rescatados milagrosamente de la muerte espiritual?
Baja tu milagro, aunque vaya contra tu lógica, contra tu conocimiento, ¡se puede cumplir!
Toda raba.
Baruj Hernández
Jeshván 17, 5782
Sábado 23, octubre de 2021
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