Haftará Matot-Masei
agosto 1, 2022
Haftará Vaetchanan (POR)
agosto 15, 2022
Muestra todo

HAFTARÁ DEVARIM

HAFTARÁ DEVARIM

Deuteronomio 1:1-3:22 

Shabat Jazón, agosto 6 de 2022 / 9 Av, 5782

Haftará Isaías 1:1-27

Este Shabat se conoce con el nombre de Shabat Jazón ( שבת†חזון†) o Shabat de la Visión; pues precede al día de Tishá B´Av. Este día de Tishá B´Av ( תשעה†באב†) es el día más melancólico del calendario judío, pues en él se conmemora la destrucción, tanto del primero como del segundo Templo; e incluso se cree que en este día fue decretado por Dios que los judíos en el desierto no entraran a la Tierra Prometida, sino que vagaran durante cuarenta años, hasta que esa generación muriera.

Es precisamente en esta porción de la Torá, que Moshé se toma un momento para hacer un “recuento de los daños”; ya que en el primer capítulo comienza recordándoles todos los pasos que tuvo que dar para lograr que Israel pudiera entrar a esa tan ansiada Tierra Prometida, y como ellos no accedieron a entrar oponiéndose a la palabra de Dios.

Dios castigó a toda esa generación y no les permitió la entrada a la Buena Tierra, sino solamente a Caleb hijo de Yefuné y a Yehoshúa hijo de Nun. Fue en este preciso instante, cuando el pueblo se percató de que habían pecado contra el Eterno con sus calumnias y su desconfianza hacia Él. Ni el mismo Moshé quedó exento de la ira de Dios.

“También conmigo se enfureció el Eterno a causa de ustedes, diciendo: <<Tú tampoco entrarás allá>>”. Devarim 1:37.

Por otra parte, en la visión de Isaías, que corresponde a la Haftará de esta semana; se invita al pueblo judío a una obligada reflexión en torno a su vida:

¡Escuchen, oh cielos, y oye, oh tierra, pues el Eterno ha hablado! “Yo he criado hijos, y los he exaltado, pero ellos se han rebelado contra Mí. El toro conoce a su dueño, y el asno el forraje de su amo, pero Israel no conoce, mi pueblo no reflexiona” Isaías 1:1-3.

En el transcurso de este viaje al que llamamos vida, tal vez hayamos pasado por momentos de vicisitud, conflicto, pena, dolor; aunque también hemos vivido momentos de alegría, dicha, placer y felicidad. Pues en todos ellos ha estado Dios cerca de nosotros.

Es importante que en este viaje, nos detengamos un momento para reflexionar acerca de nuestra vida. Traer al presente aquello que en el pasado nos hizo trastabillar en el camino; aquello que sembró en nuestro corazón un sentimiento de duda o desconfianza en Dios o en nosotros mismos. Para poder sanearlo y así continuar de frente y con toda confianza a esa Buena Tierra que nos espera.

Las dudas y el temor no permiten que conquistemos con éxito aquellos propósitos que nos trazamos; así como en el tiempo antiguo no permitieron entrar a Israel a la Terra Prometida. Esa Tierra Prometida, no es solamente una cuestión idílica. Puede ser algo tan tangible que se encuentra esperando frente a ti; por ejemplo, un nuevo empleo, un ascenso, una amistad nueva e incluso una nueva relación sentimental. Todo ello puede ser esa Tierra que deseamos conquistar, pero no podremos hacerlo si antes no hemos realizado un análisis introspectivo y reflexionamos sobre nuestras acciones.

Por otro lado, devarim es el plural de la palabra hebrea davar ( דבר†) que significa cosa, acción o palabra; de aquí podemos dilucidar que existen devarim (acciones) malas, infructuosas, triviales o de poca importancia, y devarim (acciones) buenas, importantes, generosas, trascendentes y muy bellas. Como en el siguiente relato.

Cuando el emperador Adrianus gobernaba al Imperio Romano, Tornus Rofus era el gobernador de la Tierra de Israel. Cierto día llegó ante el emperador una delegación judía con Rabí Akiba a la cabeza, con la misión de quejarse por las persecuciones intolerables de que eran víctimas por parte del gobernador.

El emperador recibió al Rabino con benevolencia. La queja de los judíos se resumía en tres puntos: Tornus Rofus había prohibido la circuncisión y la observancia del Shabat; además obligaba a los judíos a adorar a los ídolos, castigando con la pena de muerte a los que se negaban (Meilá 17).

Tornus Rofus fue llamada ante el emperador. En presencia de él debía justificar las medidas que había tomado.

-Dígame judío- exclamó Tornus Rofus- ustedes adoran a un Dios Único, Creador del Cielo y de la Tierra, lo llaman Omnipotente, Todopoderoso, lo glorifican como el más grande de los artistas y el más grande de los arquitectos. ¡Y bien!, según tu punto de vista, ¿Cuál obra es más bella: la de este Dios Omnipotente o la de los hombres?

-Las obras de los humanos- respondió Rabí Akiba sin vacilar.

-¿Meditaste hasta dónde llegan tus palabras? Los hombres ¿podrán extender la bóveda celeste, establecer y dirigir el sol radiante, la hermosa luna y las multitudes de estrellas? ¿Podrán crear la Tierra, amontonar a las montañas, hacer brotar las fuentes para formar los ríos, en fin crear la mar con todas sus maravillas?

-Me has preguntado- contestó Akiba- ¿Cuáles son las obras más lindas, las de Dios o las de los hombres?; te contesté afirmando que las de los hombres lo eran. Nunca se me ocurrió decir que somos capaces de hacer lo que sobrepasa nuestros límites. Pero repito que en el campo en donde

podamos ejercitar nuestra actividad, nuestras obras son las más bellas. ¿Me permites, Cesar, demostrártelo con un ejemplo?

El emperador asintió y Rabí Akiba salió de allí y volvió inmediatamente acompañado por un doméstico que llevaba en una mano una espiga y en la otra una magnífica torta, obra de arte del pastelero.

-Ves, Cesar, esas espigas son la obra de Dios, es en este estado que salieron de su mano. Transformándolas, los hombres hicieron esta torta deliciosa. ¿No tengo razón al afirmar que las obras de los hombres son más bellas que la de Dios?… (Tanhuma Tazria 5).

Como decía Rabí Akiba, nuestras acciones pueden ser tan bellas como nos lo propongamos, pero debemos antes haber realizado una reflexión para que puedan serlo. Porque el análisis de nuestra vida hará que expresemos lo mejor de nosotros mismos y eso que expresemos serán las acciones más bellas que haremos por otro ser humano y por nosotros mismos.

Para finalizar diré que allá a donde tú te diriges, a esa Tierra Prometida que vas a conquistar, hazlo sin temor, no temas porque Dios estará contigo, como dice el último Pasuk de esta parashá.

“No les temerán, pues el Eterno, su Dios, es Él quien pelea por ustedes”. (Devarim 3:22).

Redactada por Eyal Wong Katz

1. La Torá con Rashi. Editorial Jerusalén de México.

2. Rabbí Akiba, Personalidad y época. Dr. M. Lehman Rabino. Editorial Jerusalén de México.

3. Judaísmo de la A a la Z. Ministerio de Educación y Cultura, la Agencia Judía para Israel y la Organización Sionista Mundial. 1983. Prensa Astronel. Jerusalén. Israel.