En esta parashá encontramos nuevamente las indicaciones sobre la construcción del mishkán, pareciera un poco repetitivo el hecho de ver estas instrucciones en las parashot pasadas y en esta porción de la Torah, sin embargo entre el momento en que Dios le da las indicaciones a Moshé en el Sinaí y el momento en que Moshé les trasmite esta ordenanza al pueblo está el suceso del becerro de oro y esto hace que esta parashá muestre dos aspectos que se modifican.
Dice la parashá que cuando Moshé baja de Sinaí con las nuevas tablas congregó al pueblo, no echó mano de sus líderes para transmitir las ordenanzas, sino que personalmente inicia diciendo que deben guardar el shabat, que seis días podrán hacer trabajos, pero el séptimo día será sagrado y pone una sentencia de muerte de por medio y posteriormente inicia con las indicaciones de la construcción del mishkan. Aquí vemos como el orden en que Dios le dice las ordenanzas a Moshé y el que utiliza Moshé es invertido. ¿Cumplió Moshé ortodoxamente lo que Dios le dijo?…No, Moshé adecuó las ordenanzas que le fueron dadas por el creador para la situación en la que se encontraba el pueblo, Rashi dice que Dios le dijo a Moshé que lo hiciera. Además de invertirse el orden, se agrega otra condición para las personas que quieran donar para la construcción del tabernáculo.
En este momento surge un personaje, Betzalel que es un joven a quién Dios le colmó de espíritu divino, sabiduría, entendimiento, conocimiento en las artes y la habilidad de enseñar y quien tenía la encomienda de diseñar el mishkán.
Empezaron las donaciones y el trabajo y las donaciones fueron tantas, que se tuvieron que frenar, pues había más que suficiente.
Surge una pregunta, ¿Por qué Dios dedicó tantas parashot al tema del mishkan?
Dice el Midrash que “Una repetida narración de un evento en la Torah es una expresión del interés de Dios y la importancia que le atribuye a la materia”, ahora…
Nosotros ya no tenemos un mishkán, estas ordenanzas ya no nos aplican en la práctica, dice el Midrash “Que el sólo leerla y estudiarla es como si estuviéramos participando de su construcción”, pero
¿Será eso todo?
Una de las cosas más importantes que sucedían en el tabernáculo era que Dios se posaba sobre él y hablaba con Moshé.
¿Cuál será ahora nuestro tabernáculo?
¿Dónde nos llega la voz de Dios?
Anatómica y fisiológicamente podríamos decir, al corazón ”emociones” y a nuestro cerebro “psique”. Cabalísticamente podemos decir que en Yetzirá “reino de las emociones” y Berya “naturaleza innata de la mente”.
Es cierto que no tenemos un mishkán físico hoy en día, pero sabemos dónde es y cómo cada día nos conectamos con el creador, cuidemos pues nuestro mishkán así como Dios lo hizo, con todos esos detalles para que sea un lugar bello por fuera, pero también por dentro, trabajemos cada uno con los atributos que Dios nos ha dado como a Betzalel, acerquemos todo lo necesario hasta que haya más que suficiente.
Recordemos y guardemos el Shabat, pero no nos olvidemos de nuestro trabajo en el mishkán los tres días antes y los tres días después de shabat.
Sea pues este Shabat un reposo de nuestro trabajo y recibamos una doble porción de todo lo que Dios tiene para nosotros, para seguir haciendo nuestro Tikun.
¡Shabat Shalom y Shavua Tov!
Verónica Padilla Muñoz.
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