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El origen del mal y el monoteísmo

Esta semana tenemos nuevamente la valiosa oportunidad de continuar el estudio de la Torá con el primer libro, Bereshit, en el inicio. Me gustaría compartir algunas reflexiones sobre el origen del mal en la Torá y el monoteísmo.

El rabino Reuven Hammer nos dice en su artículo “La percepción Bíblica del Origen del Mal”

“El enigma de la maldad humana tal como está presentada en la Biblia es el de la necesidad de eliminar todos los vestigios de mitología en las narraciones de la creación en la Biblia y también elimina la noción del mal propuesta por los paganos y enfatiza que la creación de D’os es totalmente buena. Llama la atención la frase “y D’os vio que era bueno” repetida varias veces y culmina con la frase “y he aquí que era muy bueno”. Si era tan bueno ¿Qué sucedió para que ahora sea tan malo?

Es decir, en las mitologías paganas el problema del mal quedaba resuelto porque había deidades buenas y malas, en las cosmogonías de los pueblos contemporáneos de los antiguos israelitas, Egipto, Asiria y Mesopotamia los dioses luchaban, morían, tenían deseos, tenían hijos y podían morir.

El mal en el libro de Génesis

El primer libro de la Torá habla sobre la creación del mundo, no es un relato mitológico, no habla sobre el origen de D’os, no hay lucha entre dioses. El acto de la creación es por la voluntad soberana del Eterno. Este inicio de todas las cosas, es muy diferente a las ideas sobre la el origen de los pueblos vecinos.

“En el principio (de cuándo) creó Dios los Cielos y la Tierra. Entonces la Tierra estaba desolada y vacía, y la obscuridad estaba sobre la faz del abismo. Y un viento delante de Dios se cernía Parashat Bereshit En el Inicio פרשת†בראשßת

sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz, y fue la luz. Vio Dios que la luz era buena, y separó Dios entre la luz y la obscuridad. Llamó Dios a la luz día, y la obscuridad llamó noche. Y fue el anochecer y fue la mañana (de) un día” Génesis 1:1

De acuerdo con el Rabino Hammer, la Biblia solo trata el problema del mal en forma indirecta la primera referencia es en el relato de la creación, en donde D’os creó el cielo y la tierra, pero no la obscuridad y las aguas primordiales. Es decir, la creación representa la transformación de una situación caótica hacia un universo ordenado y organizado. Es decir, la obscuridad ya existía antes de cualquier acción del Eterno.

La segunda referencia al origen del mal está, en la historia de Adam, Javá y la serpiente. Aunque no existe propiamente una identificación de maldad ni tampoco aparece directamente la palabra “pecado” pero si hay una serie de trasgresiones y de desvíos en las instrucciones del Eterno al hombre, sobre no comer el “árbol del conocimiento del bien y del mal” por la influencia de “La serpiente era (la más) astuta de todos los animales del campo que había hecho el Eterno, D-os” Génesis 3:1 A pesar de que no puede identificar en este relato como el origen del mal directamente, si se puede hablar de una perdida de inocencia, y que por lo tanto, hay un castigo por parte del Eterno que es la expulsión del Edén.

El tercero es el relato de Caín y Hebel, D’os le dice a Caín “¿Por qué te has enojado y porqué ha decaído tu semblante? ¿Acaso no es que si procedes bien tendrás elevación; pero si no procedes bien, a la puerta del pecado está agazapado, ¿y hacia ti está su deseo? No obstante, tu podrás dominarlo” Génesis 4:6-7 Esta es la primera vez que la Torá utiliza el termino pecado, que está definido como una tentación para el mal que el hombre puede dominar. Las palabras del Eterno tienen un tono optimista, es decir “Se que hay una inclinación hacia el mal, pero no puede ir más allá de pensarlo” El Eterno descubre pronto que, aunque el hombre puede dominar la tentación, no siempre lo hará” El pecado es visto como una fuerza casi independiente.

Las interpretaciones que tiene este pasaje son que el mal está en el hombre pero que tiene la capacidad de controlarlo y dominarlo por medio el estudio de la Torá y de seguir las normas que se imponen en la observancia del judaísmo.

Con base en estos relatos de la Torá y el pasaje de “Las trazas del corazón del hombre son malas desde su niñez” Génesis 8:21, los rabinos han llegado a la conclusión de lo que llaman el “Yetzer Hará” que es la tendencia al mal por parte del hombre. La Torá no dice que

el mal no es algo inherente al universo o una fuerza maligna, sino es una parte integral de la naturaleza humana, solo la disciplina y leyes impuestas pueden dominarla.

Una paradoja irresoluble del monoteísmo

El monoteísmo como fundamento en el pensamiento de la religión de Israel, se puede considerar como una idea original, en el mundo antiguo, que en su época estaba dominado por grandes imperios y civilizaciones en donde el politeísmo había desarrollado una teogonía que explicaba de manera satisfactoria el mundo. Los sistemas religiosos politeístas no tenían problema con el mal, había deidades buenas y malas. La realidad tangible podía ser explicada de manera satisfactoria como, en el mito de “Enuma Elish” que es la epopeya babilónica que describe la creación del mundo y la lucha entre Marduk y Tiamat. Sin embargo, una nueva idea se estaba gestando en el mundo antiguo del medio oriente, en medio del desierto un Dios sin nombre surgía, una nueva idea, una poderosa abstracción, que iba a influir en toda la historia de la humanidad. En su inicio la religión de Israel no era muy diferente a la de sus vecinos, la idea de YHWH como un dios, que predominaba, pero que podía incluir otras deidades. El desarrollo de la idea de Dios es paralelo a la historia del pueblo de Israel, crecen juntos, se desarrollan juntos y maduran juntos. Pero en este camino conjunto, el fortalecimiento, diferenciación de las civilizaciones vecinas, surge el problema del mal. Avanzan juntos, en la medida que esta idea se desarrolla y toma forma por el contexto histórico que les toca vivir, en esa misma medida crece el problema del mal. Paradójico, irresoluble y siempre presente, exige una alternativa de solución. Ante este problema con el que se enfrentaron los antiguos judíos y todos sus intentos de solución de esta paradoja sobre el mal, ¿puede ser D’os bueno y permitir el mal en el mundo? Si D’os creó el mal ¿Entonces no es bueno? El mal existe y no lo puede evitar ¿Entonces D’os no es omnipotente?

Debido a que el mal, ha estado presente junto con la humanidad desde el inicio, es una condición humana, que sin el mal el hombre no sería hombre. El mal es una característica inherente al hombre y este problema ha sido y parece que seguirá estando presente en el hombre. En el judaísmo el problema del mal se ha encapsulado ante la imposibilidad de resolver la paradoja entre un D’os malo o un D’os que no es omnipotente, es decir, en la Biblia se plantea una alternativa: asignar un gran peso específico a la responsabilidad humana, sobre nuestras acciones, por lo tanto, se han desarrollado normas de conducta para controlar esa tendencia al mal, en el hombre. Posiblemente la paradoja existe porque los humanos tratamos de asignar el atributos y cualidades humanas al Eterno.

El problema del mal en el monoteísmo, no es un tema cerrado ya que se ha mantenido vivo todo el tiempo y diversos sabios, filósofos y rabinos han planteado diversos enfoques y maneras de abordar este problema. El mal está presente todos los días en el mundo, lo vemos a lo lejos en los noticieros y lo vivimos muy cerca en nuestras vidas, la tendencia al mal está en nosotros, “Pero está en nosotros dominarlo”

Bibliografía:

1. Hammer Reuven (1990) La Percepción Bíblica del Origen del Mal Judaism, No. 155, Vol. 39, No. 3 pág. 7-15

2. Ibañez Alberto G. (2011) ¿Puede ser Dios solo bueno? Hacia una Teodicea de la ambivalencia. Instituto de Ciencias de las religiones Universidad Complutense de Madrid Pág. 79-94

3. Kaufmann Iejezkel, La Época Bíblica Editorial Paidos, Buenos Aires Pág 14 – 41

4. Römer Thomas C. (2013) YHWH, The Goddess and Evil: ¿Is the “monotheism” an adequate concept to describe the Hebrew Bible’s discourses about the God of Israel? Verbum et Ecclesia 34(2)

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Moisés Gutiérrez Aldana

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