En forma general hemos leído que se desarrollan tres eventos importantes en esta porción de la Torá.
Con relación a Itró
¿Cuál fue el propósito de Itró al venir a Moshé?
Hace poco disertábamos sobre lo que pasa con un converso al morir (en cuestión de los rituales fúnebres) si la familia no es judía. En esta parashá podemos ver como Moshé se enfocó en cumplir “el” lo que Dios le mandaba. Los no judíos, incluido su suegro vieron lo que Dios hizo y reconocieron la soberanía de Dios, entendieron a Moshé y fueron a él y lo ayudaron a cumplir su propósito.
“Ahora yo sé que HaShem es más grande que todos los otros poderes (dioses)”
Realizando el más grande Kidush HaShem.
Las naciones del mundo (nos dice el Midrash) escucharon acerca de ello y abandonaron a sus ídolos.
Itró ahora hace una ofrenda a HaShem.
Con relación al Pacto
Cuando el pueblo llega al Sinaí Moshé ASCIENDE al monte, HaShem LO LLAMA y le da instrucciones para la Casa de Jacob y los Hijos de Israel.
Si escuchan atentamente mi voz.
Si cumplen mi Pacto
Como vemos antes de Matán Torá HaShem se hizo presente al pueblo, se hizo conocer manifestando su gran bondad.
Después de este recordatorio el pueblo responde:
“Todo lo que HaShem dijo, nosotros haremos”
HaShem anuncia su visita y hay una serie de preparativos e indicaciones. Llega el gran día, el grandioso momento de la Revelación que llevaría a cabo el objetivo espiritual de la creación. Dice el Midrash que el pueblo fue despertado por Moshé llamándolos:
¡El Jatán (novio) está esperando que la Kalá (novia) arribe a la Jupá!
Moshé llevó al pueblo al Sinaí como quien conduce a la Kalá a la boda.
Todas las almas estuvieron presentes (incluso las no encarnadas).
Todo el Universo estaba conmocionado, los sentidos estaban a flor de piel, de tal forma que dice la Torá que vieron la voz (¿acaso percibieron las ondas sonoras?).
Cada uno de los hijos de Israel percibió de acuerdo con su inimitable capacidad para experimentar la Shejiná. Esto nos enseña el cuidado que debe tenerse cuando profundizamos en la Torá y su conceptos que trascienden la comprensión.
El Midrash nos dice que muchos cayeron (aunque posteriormente fueron levantados) y nos da también el ejemplo de cuatro personas que ahondaron en los profundos significados de la Torá y nos dice:
Dios quiere manifestarse o revelarse en forma directa, pero el hombre teme, se aleja y busca intermediarios, pero esto no es una falta de Emuná…
Es sólo nuestra naturaleza finita como lo muestra la haftará de esta semana (Isaías 6:1) donde Isaías el profeta ve a HaShem sentado en un trono y los Sefarim que estaban por encima con seis alas, con dos cubrían su ojos, con dos su cuerpo y con dos volaban, mientras decían Santo, Santo, Santo es El Dios de los Ejércitos…el templo se llenaba de humo.
Isaías exclamó ¡Pobre de mí! ¡Estoy destruido!, entonces Dios manda un ángel con un carbón encendido y le dice:
Tu falta se ha ido y tu transgresión ha sido perdonada. Y posteriormente pregunta: ¿A quién enviaré?
Isaías contesta Aquí estoy, envíame a mí.
Es entonces normal reconocer nuestra condición delante de Dios, pero debemos recordar que su deseo es que nos acerquemos y nos limpia y perdona para ayudarnos a no sentirnos indignos o incapaces.
Dios le dice también a Isaías anda y dile al pueblo “ por más que escuchen no comprenderán” y por más que vean no percibirán, lo que juntamente con lo que leíamos que sucede en el Sinaí…que veían la voz, nos muestra que no son sólo los sentidos físicos necesarios, sino la sensibilidad del alma de percibir. Y es así como hoy día seguimos escuchando (conectando) con Dios, a través de nuestra alma, que es nuestro canal de comunicación.
Con relación a Dios hablando
¿Qué pasó cuando Dios habló?
Dios sabe que otros tienen “dioses”, como el mismo Itró los tenía y servía.
De lo que está arriba en el cielo, abajo en la tierra, en las profundidades del mar, etc. y les habla de ser castigados hasta sus generaciones de no cumplirlo, pues en un Dios celoso.
Independientemente de lo que representan como nuestros progenitores, nos dice el midrash que hay tres socios en la creación: HaShem-Padre-Madre.
Además de que representan nuestro pasado, nuestros ancestros y son parte importante de lo que somos ahora.
Este estatuto tiene una recompensa en este mundo, el ser de larga vida y de alargarla aún más a través de nuestros hijos.
No sólo al cuerpo
Sino al alma, que nuestras palabras, acciones u omisiones, no hagan morir el alma, las emociones, las alegrías, la chispa divina de otro.
Este es el decálogo que Dios pone frente a nosotros en forma resumida, nuestra tradición nos enlistas otros mandamientos específicos para sacerdotes, reyes, agricultura, etc. que de igual manera le fueron entregados a Moshé, los 613 mandamientos.
Después de escuchar y aceptar cada precepto Moshé le dice al pueblo ¡No teman! Pues para elevarlos ha venido Elohim.
Quisiera concluir mi derash con dos historias. La primera la escuche de un rabino y aplica para los que estamos en este pacto con Dios.
Se dice que cuando Dios creó a la paloma esta no tenía alas y un día vino a quejarse con el creador diciendo: _ ¡No puedo estar tranquila!, por estar siempre corriendo de un lado a otro escapando de mis depredadores, el gato, el perro, el zorro, etc. Entonces Dios en respuesta le da un par de alas. Pasado el tiempo la paloma regresa y se queja _ ¡No es posible! Ahora además de tener que estar escapando “tengo que estar cargando este peso que pusiste sobre mi espalda”.
A lo que Dios le contesta: Estas alas no te las di para cargarlas, sino para que las extiendas y te eleves por los lugares más altos.
La segunda es una historia que cuenta el Talmud.
Es acerca de una persona no judía que llega ante Shamai y le pide que lo convierta rápido y le pide que le enseñe la Torá, mientras el permanece parado sobre un pie. Shamai no tuvo la paciencia para ese pedido tan ridículo e irrespetuoso y lo saca de la sala de estudio. Pero el hombre no se inmutó y va ahora a ver a Hilel colega de Shamai y le pide lo mismo, para lo que Hilel le responde:
¡No le hagas a otro aquello que no quieres (no te gusta) que te hagan!
Esa es toda la Torá, el resto es comentario, ahora ¡Ve y estúdialo!
La gran regla de oro del judaísmo, que debiera ser la regla de oro de la humanidad.
Shabat Shalom
20 Shevat 5780/15 Febrero 2020.
Verónica Ahavá
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