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Parasha Shmini

En la última lectura a la parashá Tzav Moshe instruye a Aarón y sus hijos sobre las leyes de las ofrendas y sobre su proceso de consagración como Cohaním. Esta instrucción continúa en la parashá Shminí, con el detalle de la muerte de Nadab y Abihu, hijos de Aaron narrado en la tercera lectura, por traer ante el altar de El Eterno “un fuego extraño y no solicitado “. En la quinta lectura Moshe reprende a Elazar e Itamar, los hijos que le quedaban a Aarón, por el descuido de no consumir el chivo expiatorio en un lugar sagrado. En la última lectura de la parashá Shminí, concluye el Eterno a través de Moshé con la instrucción: “seréis santos, pues yo soy santo” rematando sobre la importancia de distinguir entre lo puro y lo impuro, y los seres que se pueden comer y los seres que no se pueden comer.

En esta parashá somo s testigos de la enorme responsabilidad y capacidad de entendimiento que requería el ser consagrado sacerdote en el templo de HaShem, ejemplificada en Nadab y Abihu los hijos de Aarón aún en proceso de consagración, evidenciado la buena intención; mal encaminada, al presentar las ofrenda ígnea con un fuego encendido por iniciativa propia y presentado fuera de las instrucciones dadas por HaShem  como expiación, esta transgresión es castigada con la destrucción de los infractores ¿pero, porqué esta solución tan drástica por parte de HaShem? En seguida la lectura nos narra cómo Moshe le comenta a Aarón lo dicho por El Eterno:” seré santificado a través de los que están más cerca de mí, así seré honrado ante todo el pueblo” mientras Aarón guarda silencio. ¡acaso se refería El Eterno a que sería santificado al destruir a estos dos que se acercaron con “un fuego extraño”? ¿Y por qué Aarón guardó silencio ante la destrucción de sus hijos, quienes bien intencionadamente estaban consagrándose a El Eterno?.

Precisamente en la frase de El Eterno que Moshé le comenta a su hermano Aarón hallamos la respuesta. Pues no se refiere El Eterno a la cercanía de quien físicamente o a través de acciones aparentemente buenas o bien intencionadas; sino a quien sigue aquello que El Eterno le instruye, ¡esta es la razón del silencio de Aarón! Pues el entendió que la acción de sus hijos, aunque bien intencionada, iba por su propia impulsividad, en contra de la voluntad de HaShem, al no haber sido solicitada y sin embargo siendo ejecutada.

¿Cuántas veces en la cotidianeidad, o en las situaciones de alta sensibilidad las “buenas intenciones” de personas impulsivas o que no siguen las reglas convenientemente establecidas para la ocasión, llevan a la ruina el frágil equilibrio de una relación, de un negocio, una sociedad o una cultura?

¿No acaso en el pasado, “la bien intencionada iniciativa” de diferentes personajes ha llevado a diferentes comunidades sociales y religiosas a tomar decisiones que sacando de contexto algún trozo de la ley divina o civil y han llevado a sus integrantes a cometer atrocidades?

Y es precisamente por ignorar el detalle ejemplificado en la prohibición de consumir bebidas alcohólicas antes de entrar al mishkan; y no necesariamente por el hecho del vino; más bien en referencia al alcohol de la fe ciega, la ignorancia, el fanatismo y las intenciones egoístas disfrazadas de “buenas intenciones y legalidad”, que privan al que las ostenta, de distinguir adecuadamente entre las intenciones puras y las que son impuras.

He aquí la causa de perder de vista la distinción entre lo que es sagrado y lo que es profano, tan común en aquellos que “impulsiva y bien intencionadamente” mezclan lo uno con lo otro hasta que llega el día en que, esta mezcla se normaliza y quienes son influenciados por estos personajes, dejan de ser capaces de reconocer lo sagrado y separarlo de lo profano. Es esta; además de el reverencial respeto que se debe a lo instruído por El Eterno, una profunda causa del ejemplo para el cual sirvió la destrucción de los hijos de Aarón, a quienes; a pesar de su privilegiada posición, no se les eximió de ser castigados por desoír las instrucciones de HaShem.

Asher Ben Abraham ve Sarah
17 Nisán, 5780.
11 Abril, 2020.

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