Este Shabbat corresponde leer la Parashá Bereshit, justo el principio de la Torá. Me siento privilegiado de ser yo quien inicie una nueva serie de lecturas de la Torá, precisamente en este Shabbat, con la Parashá Bereshit, por todos conocida, y cuyas palabras sabemos de memoria:

בראשית ברא אלהים את השמים ואת הארץ

1:1 Bereshit Bará Elohim Et haShamaim veEt haAretz

1:1 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”

Esta parashá contiene el principio del mundo según nuestra propia cosmogonía. Esta narrativa (que no historia) posee un gran simbolismo ético y religioso; muy profundo, arraigado en la memoria hereditaria de nuestro pueblo, donde fue grabado con fuego. 

Una de las cosas que siempre ha llamado poderosamente la atención en esta Parashá es la palabra “Elohim” ya que es del conocimiento popular que en hebreo la partícula “im” agregada al final de un singular masculino lo convierte en plural masculino. Elohim entonces es Dios en plural, esto es verdad; pero ¿Es que entonces hay al menos dos dioses o más? 

Vamos a explicarnos esto, que ha causado una infinidad de comentarios malintencionados por parte de los no-creyentes. Por supuesto que no hay más que UN DOLO DIOS. Se usa la forma plural, dicen nuestros sabios, para indicar que “Dios” engloba y unifica todas las fuerzas infinitas y eternas. ¿Cómo sabemos entonces que no se trata de varios dioses? El verbo crear “Bará” se usa en singular masculino, no en plural y con eso, descartamos esa posibilidad.

Rashí, el más grande comentarista de la Torá de todos los tiempos, refiere que Rabí Yitzjak dice que la Torá no debería haber comenzado por este relato de “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, sino con el versículo “Este mes será para ustedes el primero de los meses…” (Shemot 12:2) que en realidad es el primer MANDATO (Torá) y dice “¿Por qué razón comienza entonces con este relato?” Y continúa (permítaseme citarlo textuamente) “Debido a la idea expresada en el versículo: ‘Él declaró a Su pueblo el poder de Sus obras, para entregarles la heredad de los pueblos’ (Tehilim 111:6) Pues si las naciones del mundo dicen a Israel: ‘Ustedes son asaltantes porque han conquistado las tierras de los siete pueblos de Kenáan’ los israelitas les podrán replicar: ‘Toda la tierra es del Santo -bendito es-; Él la creó y la entregó a quien le pareció recto a sus ojos. Por su volunta la entregó a ellos, los siete pueblos Keaanim, y por su voluntad la tomó de ellos y la entregó a nosotros”. (Bereshit Rabá, Yalkut Shemot).

¿Qué hemos visto estos últimos ocho días? La “Guerra Hamás-Israel” como le han denominado los medios,  no es un conflicto político, ni un conflicto armado entre dos países: es una invasión por parte de una organización terrorista y asesina, matando civiles, a personas sin posibilidad de defenderse, mujeres, niños, ancianos y hasta extranjeros que estaban de visita. Nos han invadido imágenes dantescas, decapitaciones, degollamientos, quema de personas vivas. 

La idea no es defender ningún territorio, que por cierto no es de ellos. Cuando el pueblo de Israel llegó a Kenáan, no había árabes, éstos, por motivos religiosos, aseguran que matar judíos les hará llegar al paraíso. Es decir matan judíos por ser judíos, no por otra razón. Judeofobia, antisemitismo, antisionismo; el formato que tenga no es otra cosa más que su odio exacerbado hacia todo lo que sea o al menos les parezca judío. No se cuestionan si es un judío ortodoxo, liberal, reformista, ultraortodoxo, conservador, ashkenazi, sefardí, reconstruccionista o humanista; ni hacen distingos. No odian la rama, sino al árbol.

La tierra nos la entregó el Eterno, ciertamente nos han expulsado de ella mediante el exilio asirio en el S. VIII AEC, después los romanos en el S. I EC y han estado asentados en esa tierra egipcios, asirios, babilonios, persas, griegos, romanos, bizantinos, islámicos, otomanos y hasta británicos, pero han ocupado este territorio. No son sus legítimos dueños. Es Israel. El Estado Palestino se creó en 1947.

En esta Parashá encontramos un verso importantísimo para toda la humanidad:

1:26 Vayomer Elohim: na’aséh adam betsalmenu, kidemutenu veyirdú videgat hayam, uve’of hamashamáyim, uvabehemáh, uvejol-ha’áretz, uvejol-haremes, haromés al-ha’áretz.

1: 26 Y dijo Dios: hagamos un hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y que señoree en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y en los animales, y en toda la tierra, y en todo el reptil que anda arrastrándose sobre la faz de la tierra.

Maimónides en la “Guía de los perplejos” distingue dos conceptos: “tsélem” (forma) y “demut” (semejanza), de “tóar” (aspecto) y “tavnit” (configuración). “Toár y Tavnit” dice “expresan la figura material mientras que tsélem y demut la forma espiritual. La Torá, al indicar tsélem y demut define el espíritu y nos confronta con uno de los principios básicos del judaísmo. No es posible elevarse a Dios por medio de la materia, toár y tavnit, y sí por medio del espíritu, tsélem y demut”.

Encontramos uno de los versos más importantes para el judaísmo donde nos dice:

ויברך אלוהים את–יום השביעי ויקדש אתו כי בו שבת מכל-מלאכתו אשר’ברא אלהים לעשות

2:3 Vayebárej Elohim et-yom hashvi’í vayekádesh otó ki vo shavat mikol-melajtó asher bará Elohim la’asot.

2:3 Y bendijo Dios el día séptimo, y le santificó, porque en él descansó de toda su obra, que creó Dios para hacer.

El Talmud discute aspectos acerca de cómo debe observarse y guardarse el shabbat, en el tratado precisamente de nombre “Shabbat”, y son las costumbres, e interpretaciones de las leyes, pero no discute el hecho de que Dios bendijo el Shabbat.

La bendición, entonces es figurativa, no tangible en el mundo físico.

Se entiende como:

1.- Santificación en el tiempo, declarando el día como especial y único, apartado para descanso y propósito espiritual

2.- Es un día de descanso y renovación, de abstenerse en cuerpo y mente, conectarse con lo divino

3.-Hacerse bendiciones de vino y pan, expresando gratitud a Dios por el Shabbat

No fue entonces, la bendición solamente para ese shabbat sino para todos los shabatot, pues encontramos en Éxodo 31:16 dice 

ושמרו בני-ישראל את-השבת לעשות את-השבת לדרתם ברית עולם 

Veshamru Benei Israel Et-haShabat La’asot Et-haShabat Ledorotam B’rit Olam

Y los israelitas guardaron el sábado para hacer del sábado un pacto perpetuo con ellos.

Sin embargo, de este verso lo que posiblemente llame más la atención es la parte final: bará Elohim la’asot  “Que creó Dios para hacer”

Es decir podríamos encerrar entonces todo el concepto de la creación en una pregunta. ¿Para qué Dios habría creado al mundo y sus reinos Domem (mineral), Tzameaj (vegetal), Jai (animal) y finalmente Medaber (parlante)? La respuesta es esa: “para hacer” pero ¿para hacer qué? ¡Para ser un elemento productivo! ¡Para que con nuestros actos cotidianos logremos construir siempre un mundo mejor!

El último verso que quiero mencionar hoy es el siguiente:

ויאמר יהוה אלוהים לא—טוב היות הארם לבדו אעשה—לו עזר כנגדו.

2:18  Vayomer Adonay Elohim lo-tov heyot ha’adam levadó e’eseh-lo ézer kenegdó

2:18 Y dijo el Eterno Dios: no es bueno que esté el hombre solo; haré una ayuda idónea para él.

¿Es que la Torá entonces condena el celibato? ¡Por supuesto! El hombre ha de contraer matrimonio entre los 18 y 20 años dice Maimónides. ¿Qué dice el Talmud? Dice que el hombre debe preparar el hogar, plantar una viña (por supuesto lo traduciríamos como obtener un trabajo) y posteriormente contraer matrimonio (Sotah 44). Dice Yebamot 62 que quien no tiene esposa vive sin alegría y sin bendición. El Zohar por su parte dice que el soltero se considera como alguien con sólo medio cuerpo. 

No solamente se trata sobre el compromiso de ser un matrimonio, sino de respetar y amar a su mujer. Dice Yebamot 62 “Ame el hombre a su mujer como a sí mismo y la honre más que a sí mismo”, mientras que Yalkut Ruth dice “El que toma mujer virtuosa es como si cumpliera con todos los preceptos de la Ley.

Yitzhak Gallardo 

Tishrei 28, 5874/Octubre 13, 2023

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