
Parashá Shemini
marzo 30, 2019
Parashá Tazria
abril 6, 2019Para este shabat, 22 del mes de Adar II del año 5779, según el calendario judío, corresponde la parashá Shemini o Día Octavo, del libro Vaykrá, capítulo 9, verso1 al capítulo 11, verso 47. La TORA en este fragmento refiere tres temas, el primero de ellos el servicio sacerdotal: el sacrificio expiatorio tanto de Aarón como del pueblo de Israel y la ofrenda pacífica conocida también como sacrificio de comunión.
Un segundo tema, es la mención de Nadav y Avihu, hijos del sacerdote Aarón, quienes encontraron la muerte por ofrecer incienso no prescrito por el Eterno al presentar un fuego extraño. El trágico episodio ha sido interpretado por los rabinos como una advertencia de lo que puede acontecer cuando no se atiende en debida forma nuestra interioridad y nos ocupamos tan sólo de lo superficial, de lo aparente, olvidando que, hoy por hoy, todos y cada uno de los judíos somos un Tabernáculo o Tienda de Reunión.
El tercer tema, en el cual quisiera detenerme un poco, es el referido a la ley de los alimentos dada por el Eterno a los hijos de Israel, ley según la cual éstos sólo podrán comer los animales que tengan pezuñas partidas y rumien, peces con aletas y escamas, y todas las aves a excepción del águila, el quebrantahuesos, el halieto, el milano, el buitre y otras aves de su especie; el cuervo y otras aves de su especie; el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán y otras aves de su especie; el mochuelo, el somorgujo y el búho; el cisne, el pelícano y el buitre egipcio; la cigüeña, la garza y otras aves de su especie, la abubilla y el murciélago. En cuanto a los insectos sólo podrán ser alimento para los israelitas aquellos que además de cuatro patas posean dos piernas largas para saltar en la tierra como la langosta y el grillo. El contacto con un animal muerto que incluso sea lícito como alimento o el comerlo, causará impureza. De igual modo causarán impureza los reptiles, bien que se arrastren sobre su vientre o bien tengan cuatro patas o muchos pies. Los animales no permitidos como alimento son calificados como TAME, es decir impuros. Los peces prohibidos como SHEKETZ, abominables.
Pero, si como dice el libro de Bereshit o Génesis, vio Dios todo lo que había hecho y he aquí que era muy bueno (cfr. Bereshit 1,31), ¿Cuál es la razón de ser de la ley sobre los alimentos dada por el Eterno a los israelitas? La respuesta la encontramos en la misma TORA al finalizar lo dicho por el Eterno a Moisés y Aarón sobre los alimentos, con estas palabras: “Yo soy el Eterno quien os sacó de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Santo seréis vosotros porque Yo lo soy” (Ibídem 11,45).
Ahora bien, el término empleado para designar un alimento permitido es KASHER, que significa PREPARADO. Es sabido que la comida y la bebida despiertan a menudo fuertes impulsos en el ser humano. No resulta fácil controlar el deseo de comer y beber, así parece demostrarlo la gran profusión de dietas alimentarias que se han constituido en una industria que genera jugosas ganancias en la sociedad contemporánea y que no pocas veces resultan infructuosas. La ley de los alimentos lleva implícito el tema del AUTOCONTROL, necesario para el crecimiento espiritual y vivir en santidad. El Eterno con la ley de los alimentos ha entregado al pueblo judío un valioso instrumento, no el único, para lograr ambos propósitos.
Desde una perspectiva cabalística, la comida posee un elemento espiritual. Las leyes de la comida KASHER destacan los alimentos beneficiosos espiritualmente y bloquean los perjudiciales, al tiempo que evitan que las fuerzas negativas atribuidas a las especies NO KASHER puedan afectarnos.
Por otra parte, Maimónides, también conocido como Rambam, ubicó las leyes del KASHRUT en su monumental obra en el Libro de Santidad y no en el lugar en el que trató de los alimentos benéficos o perjudiciales para la salud. Para el sabio andaluz del siglo XII, las leyes de KASHRUT no son simples leyes dietéticas, sino que nos ayudan a la santidad.
Cabe, no obstante, señalar que como todos los demás principios de la TORA, las leyes del KASHRUT, son una guía para la vida judía, más no una garantía en sí de una vida judía santa. El Eterno nos muestra el camino de la santidad pero no nos obliga a seguirlo. Él, como a todos los seres humanos, creaturas suyas, nos ha dotado del libre albedrío para tomar decisiones que, en uno u otro sentido, afectarán nuestra vida. Cabe recordar las palabras de Moisés dirigidas a los hijos de Israel: “Mira: Yo pongo hoy ante vosotros bendición y maldición. Bendición si escucháis los mandamientos del Eterno vuestro Dios que yo os prescribo hoy, maldición si desoís los mandamientos del Eterno vuestro Dios, si os apartáis del camino que yo os prescribo hoy, para seguir a otros dioses que no conocéis” (cfr. Devarim 11, 26-28).
Menajem ben Abraham ve Sarah
23 Adar Sheni 5779.
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