Los comentaristas de la Torá nos dicen que la afección de tzaráat es una aflicción enviada por Dios y que siempre es causada por lashón hará, una actitud arrogante y egoísta. La aparición de tzaráat en las casas era una señal de advertencia, en caso de que mostrasen indicios de egoísmo en sus relaciones interpersonales Rambam opina que Dios primero enviaba tzaráat a las casas y si la persona no se arrepentía y cambiaba su actitud, la enviaba a sus ropas, si todavía no modificaba se comportamiento, finalmente la enviaba a la persona misma. Es decir, la naturaleza misma de la afección de tzaráat es directamente relacionada con la arrogancia y la soberbia.
Las personas o familias que eran afectadas en sus casas por el tzaráat, debían llamar al Kohén, quien era el único autorizado para determinar si se trataba de tzaráat o no. En caso de que si fuera tzaráat el Kohén iniciaba un procedimiento de observación y acciones para eliminar la afección de casa. Estos pasos incluían declarar la casa impura y cerrarla por siete días, regresar y ver si la afección se extendió o no. Uno de los pasos es raspar alrededor de la mancha de tzaráat eliminar todo el polvo y argamasa, raspar las paredes y eliminar todos los residuos y enviarlos fuera hacia un lugar impuro.
Rashi en su comentario detalla perfectamente todas las posibilidades sobre la pureza e impureza de los objetos dentro de la casa. El proceso podía tardar tres semanas y terminaba ya sea limpiando la casa y verificando que estuviera libre de tzaráat o bien en caso de la que la afección no fuera posible eliminarla entonces la casa se tenía que demoler. En esta parte Rashi también en su comentario nos dice que esto constituye una buena noticia, saber que sobre sus casas sobrevendrán plagas de tzaráat. Los emorim que habitaban la tierra de Kenaan habían escondido sus tesoros de oro dentro de las paredes de sus casas durante todos los cuarenta años que el pueblo de Israel estuvo en el desierto. A causa de la plaga de tzaráat, se tenían que demoler las casas y se descubrían los tesoros.
Tanto el tzaráat como el nétek los podemos relacionar con enfermedades cutáneas, probablemente lepra o tiña que pueden tener las personas. Pero ¿cómo puede una construcción estar afectada por una enfermedad? Una casa que esta enferma ¿se puede curar?
Esta parte del estudio de Torá, me gusta porque siempre la relaciono con mi trabajo. En la industria de la construcción, un problema que es constante en todos los casos es la presencia de salitre y procesos de corrosión de los elementos estructurales de acero. Su origen se debe a procesos fisicoquímicos, electroquímicos y procesos de adsorción, así como a presencia de agua y a la naturaleza misma del concreto. En las casas es frecuente que nos encontremos manchas en las paredes, cerca del piso. Estas manchas se pueden limpiar, pintar o resanar, pero inevitablemente vuelven a aparecer. Cuando el salitre ya tiene algún tiempo, comienza a desprender el aplanado o recubrimiento de acabado, como el yeso, se desprenden pedazos de acabado. En construcciones mucho más grandes, como puentes, estacionamientos, puertos, diques, canales, etc. Muchas veces se tiene que recurrir a reparaciones mayores debido a que se caen pedazos completos de concreto y quedan expuesto el armado de acero. El problema es grave, es frecuente y aún en este siglo XXI se han caído puentes debido a estos procesos de corrosión, que inevitablemente destruyen el concreto.
La presencia de metales dentro del concreto, en este proceso químico, genera sales de sulfatos y complejos metálicos que producen manchas de algunos colores característicos. Rojo oscuro y amarillo si se trata de hierro, verde o azul si es cobre, rojo marrón si es oro, azul obscuro si es un complejo de plata. Es decir, si existían tesoros escondidos en las paredes, junto con estos procesos de corrosión puede generar manchas en las paredes. Pero si no hay ningún metal el salitre es el producto de las sales de sulfato que es un polvo blanco.
¿Cuáles son las alternativas de solución a estos problemas? Se tienen dos alternativas: en la primera se trata de disminuir el problema, con productos químicos que reaccionan con el concreto e impermeabilizan, evitando que se desprendan los recubrimientos y acabados de las paredes. En casos de elementos estructurales las soluciones son más costosas. En casos extremos cuando el problema ya ha avanzado mucho la única solución es demoler la construcción.
La segunda es la prevención y cuando se inicia la construcción, desde la base, en sus cimientos se debe de aplicar productos que sellen, e impermeabilicen la construcción evitando que se inicie el proceso de corrosión. Muchas construcciones no realizan esa prevención porque incrementa el costo de la construcción y además pues no se ve y como es un problema que surge en el largo plazo, pues ya no aplica la garantía. Entonces representa más utilidad.
El ser conscientes de hablar mal, ser soberbios y arrogantes, implica un proceso interno de reflexión, que no es fácil, porque normalmente justificamos nuestras acciones, es decir, hay que hacer una inversión en nuestro proceso interno de crecimiento espiritual, como en la construcción, hay que proteger lo que construimos en nuestra vida, para hacer un mundo mejor.
Moisés Gutiérrez.
8 Nisan 5779 (13 abril 2019).
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