Parashá Noaj
November 3, 2019Parashá Vayerá
November 16, 2019(Bereshit 12:1 – 17:27)
La tercera sección del libro Bereshit comienza con la crónica de Avraham, quien fuera elegido por Dios para fundar el pueblo judío. Esto sirvió para revertir el proceso de degeneración moral en que se hallaba encerrada la humanidad desde su expulsión del Jardín del Edén. En esta sección, cuyo nombre (lej lejá) está tomado de las primeras palabras de Dios a Avraham: “Ve…”, Él indica a Avraham abandonar su Mesopotamia natal (hoy Irak) para asentarse en la Tierra Prometida. A lo largo de sus viajes, Avraham se enfrentará al paganismo y difundirá la conciencia de un único Dios como la fuente de toda la realidad y de la continua y total dependencia que esta realidad tiene de Él.
Dios le dijo a Avram: “Vete de tu tierra, de tu lugar de nacimiento y de la casa de tu padre a la tierra que te mostraré.”
Y de esta manera, Avram inicia un recorrido tanto físico como espiritual siguiendo el mandato de El Eterno, confiado en su magnificencia y en su palabra.
El inicio del viaje de Avram conlleva un significado profundo y una confianza infinita, ya que el separarse de su tierra, de su familia, pero sobre todo de aquello que al rodearlo le daba sentido y significado a su existencia, es quizá uno de los pasos más difíciles de entender al leer esta parashá, ya que la mayoría de las personas no hemos pasado por el proceso de desarraigo que implica dejar atrás una vida conocida en la búsqueda de nuevas oportunidades para crecer por nuestro bien y de nuestras familias.
Sin embargo, existe un camino que muchos de nosotros hemos seguido en un proceso de desapego, más no ha sido un proceso material sino espiritual. Quienes en algún momento de nuestras vidas hemos sentido la voz de El Eterno y dejado atrás una vida espiritual que no correspondía a nuestra percepción y posterior entendimiento de la grandeza y significado real del monoteísmo, de la misma manera que nuestro padre Avraham nos dirigimos en un nuevo camino dejando atrás una vida cómoda por la costumbre y la complacencia de una vida sin reflexión que nos había sido inculcada.
Dejamos no solo nuestro bagaje espiritual heredado en nuestro contexto, sino también en algunas ocasiones hasta amistades y familiares que no han entendido ese paso que hemos dado para integrarnos a un pueblo que no solo desciende de Avraham, sino además, al igual que él, está continuamente sometido a pruebas que nos son enviadas con el propósito de que seamos capaces de superarlas y en el proceso encontrar la fuerza interior que todos nosotros poseemos y que surge precisamente en el manejo y superación de las mismas.
Avraham fue sometido a muchas pruebas al seguir la orden de El Eterno, pruebas que le fueron presentadas durante muchos años en su peregrinar hacia la tierra que le fue prometida, y que las afrontó con entera confianza en la palabra dada por Dios sobre lo que le esperaba y el futuro que tendría tanto él como su descendencia, aún cuando tanto nuestro Patriarca y su esposa Saráh no tenían familia propia y ya eran mayores de edad. Sin embargo, a pesar de las circunstancias e inclusive de las dudas iniciales ante esas mismas dificultades, tanto Avraham como Saráh se las ingeniaron para superar esas pruebas en algunos de los casos sin aparente ayuda Divina, buscando en su interior la fuerza y el compromiso necesario que cada uno de ellos tenía en lo más profundo de su alma y corazón, y que fueron creciendo precisamente por esa manera de afrontar lo que El Eterno les iba presentando con el tiempo.
Al igual que los patriarcas, el pueblo judío continuamente se enfrenta a pruebas que nos son presentadas por nuestro mundo, por las circunstancias de nuestras vidas, en el trabajo, con la familia, con nuestros amigos y con nuestros hermanos de fe, y de la misma manera nuestro pueblo encuentra la fortaleza interior necesaria para superarlas, siguiendo las mismas instrucciones dadas por El Eterno a Avraham… “Ve…”, y en este caso, vamos y encontramos lo que nos tiene reservado para nuestro crecimiento y para el cumplimiento del pacto que tenemos con Él.
Ese pacto que tenemos sellado con El Eterno, y que nos compromete a cumplir sus mandatos a través de sus promesas… “Mira el firmamento y cuenta las estrellas. Ve si puedes contarlas”. Dios entonces le dijo: “Así es cuán numerosos serán tus descendientes”. Y al igual que las estrellas en el cielo, sobre todo en una noche sin luna, las mismas iluminan la tierra de la forma en que El Eterno espera que el pueblo judío ilumine el mundo con su ejemplo.
Y aquí es donde en lo personal encuentro la enseñanza más interesante de esta Parashá, la obediencia al mandato de Dios. Pudiéramos pensar que no existe ningún mérito en la obediencia de una orden, sin embargo cuando obedecemos de manera consciente una mitzvá, no solamente estamos siguiendo el mandato divino que encontramos en los textos sagrados y en la historia de Avraham, sino además estamos racionalizando ese mandato en nuestro contexto actual en la búsqueda de la mejora de nuestro mundo presente, con el propósito de mejorar el mundo venidero.
Somos un pueblo que ha sobrevivido durante más de 3,000 años, y mucho del mérito de esa supervivencia ha sido la capacidad que hemos tenido de adaptarnos a diferentes tiempos y circunstancias, pero sobre todo por la claridad del compromiso ético que las mizvot nos dan, entre todo un sentido de pertenencia que es reflejo del pacto que El Eterno ha hecho con su pueblo.
Pacto que inició con el hecho a Avraham.
Pacto que seguimos al apegarnos a la Toráh y las mizvot, sublimando nuestra voluntad a la de Él, lo que nos ha permitido sobrevivir como pueblo a todas las circunstancias negativas a las que nos hemos enfrentado y las que vendrán, mismas que al enfrentarlas con ecuanimidad y serenidad estimularán nuestro desarrollo espiritual. Nos mantenemos como pueblo, seguimos siendo judíos a pesar de lo que enfrentamos y nos rodea, y no solo la constante pertenencia a este pueblo nos hace el pueblo elegido, sino nuestra capacidad para al igual que las estrellas iluminar el mundo con nuestro ejemplo para guiar al resto del mundo hacia El Eterno.
Shalom.
11 Jeshvan 5780
Elad ben Avraham ve Saráh
www.britbraja.mx
Twitter: @MxBrit
[La imagen puede estar sujeta a derechos de autor]