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HAFTARÁ VAYAKHEL

Isaías, Cap LXVI

Ieshaiáhu, nació en Jerusalem aproximadamente hacia el 765 AEC. Durante su vida, se opuso al “protectorado” asirio del rey Acaz. Se opuso también a la alianza del rey Ezequías con el reino de Egipto. En los capítulos 44 al 55 se asume por el estilo de escritura, que el pueblo hebreo está cautivo en Babilonia y que Ciro ya es rey de Persia. Esta es la contextualización del Capítulo 46, que inicia diciendo:

“Así dice el Eterno: el cielo es mi trono, y la tierra el escabel de mis pies. ¿Cuál sería la casa que habrías de edificar para Mí, y cuál sería el lugar de mi descanso? Mi mano también hizo todas estas cosas, y así existen todas ellas, dice el Eterno; aunque habito en las alturas, hacia éste miraré: a aquél que es pobre y abatido de espíritu, y que tiembla ante mi palabra”.

¿Qué podríamos, que exista sobre la faz de la tierra, ofrecer al Eterno, cuando es el creador de todo lo que existe? ¡Absolutamente nada! Podríamos ofrecerle lo que aún no existe, puesto que asegura que mirará hacia los “pobres y abatidos de espíritu”: nuestros actos, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, lo que estamos produciendo de manera cotidiana con nuestras actitudes y nuestros juicios y dentro de un sistema correcto de valores. Isaías continúa diciendo:

“El perverso que inmola un toro para ofrecérmelo como sacrificio, es para Mí como el que hiere a un hombre; si sacrifica un cordero, es cosa abominable para Mí, como el que quiebra la cerviz de un perro; si presenta ofrenda vegetal, es como el que asperja en sacrificio sangre de puerco; si quema incienso es como el que presenta algo desagradable. Así como ellos han escogido sus propios caminos y sus almas se complacen en sus abominaciones, de igual manera Yo también escogeré burlarme de ellos, y haré venir sobre ellos lo que temen; porque llamé y no hubo quien respondiese, hablé y no escucharon, sino que hicieron lo que es malo a mis ojos y escogieron aquello en que no me complacía. ¡Oíd la palabra del Eterno, los que tembláis ante su palabra! Vuestros hermanos que os odian y que os echan fuera, dicen: “A causa de la grandeza de nuestro nombre, el Eterno será glorificado”. No será así, dice el profeta; todos nosotros veremos vuestra gloria, y los que así piensan serán avergonzados. ¡Voz de alboroto (que procede) de la ciudad! ¡Voz (que proviene) del Templo! ¡Voz del Eterno, que da su merecido a sus enemigos! ”.

Entendemos que una persona perversa, es aquella que obra con maldad, pero de manera consciente y hasta disfrutando de su maldad. Y siempre habrá este tipo de personas que intenten con sacrificios (hoy con donativos a las organizaciones religiosas, por ejemplo) limpiar sus culpas y asegurarse el perdón del Eterno, sobre todo cuando la motivación es la amenaza más o menos cercana de un castigo o la esperanza más o menos cercana de una recompensa. Sobre todo cuando hay quienes prometen un “cielo” si te arrepientes de tus malas acciones antes de morir, aunque tu vida haya sido un caos y tú te hayas convertido en una amenaza para la sociedad. Para estos individuos, Isaías hace notar que no son bienvenidas todas las acciones que intente para “comprar su salvación”. Continúa el profeta:

“Antes de que estuviese de parto, dio a luz (Sión); antes de que le vinieran los dolores, produjo un hijo varón. ¿Quién oyó jamás tal cosa? ¿Quién vio cosas semejantes? ¿Pueden venir dolores a una parturienta en un solo día para dar a luz la gente suficiente con que llenar la tierra? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues luego que Sión estuvo de parto, parió de una sola vez a sus hijos (viniendo todos de la Diáspora a Sión). ¿Acaso haría Yo llegar a una mujer al punto de dar a luz y no hacerla parir? (¿iniciaría Yo una cosa y no la terminaría?), dice el Dios tuyo”.

No hay cosa que nos quede más clara que la anterior. ¿Acaso el Eterno ha dejado incompleto el Universo, que hoy se considera finito, pero ilimitado? ¿Acaso ha dejado incompleto nuestro mundo? ¿Acaso los seres humanos estamos incompletos? ¡Somos la más grande maravilla por el Eterno creada! No solamente de manera física, sino en las funciones fisico-químicas que le permiten pensar, razonar, crearse un juicio con otro, y decidir qué es lo que está bien y lo que está mal, aplicar su libre albedrío, hasta equivocarse, y eventualmente detectar, admitir y corregir nuestros fallos. El profeta, entonces dice:

“¡Regocijáos con Jerusalem y gloriáos por medio de ella todos los que la amáis! ¡Alegráos con ella hasta el alborozo todos los que os enlutásteis por ella, para que maméis y os saciéis del pecho de sus consolaciones, para que sorbáis y os deleitéis con el alvéolo de miel de su gloria! Porque así dice el Eterno: he aquí que yo haré pasar sobre ella la paz como un río, y como un torrente inundador la gloria de las naciones; y mamaréis y gozaréis  de ella, y seréis llevados en brazos, y sobre las rodillas seréis acariciados. Como alguno a quien su madre consuela, así os consolaré Yo a vosotros, y en Jerusalem seréis consolados”.

Ciertamente aquí es muy notoria la manera en que el pueblo hebreo es tratado como un pueblo de niños, incluso niños de pecho. Pero sin duda la parte más importante es la que simboliza el consuelo que se obtendrá y que es comparable con el sabor de la miel. La paz comparada con una inundación y el consuelo que el Eterno entrega, con el que una madre prodiga a sus hijos. En esa época en que el pueblo estaba en el exilio, era lo que más se necesitaba. Hoy, ante la amenaza de tan terrible pandemia, necesitamos también el consuelo del Eterno y su promesa de que vendrá la paz del alma que satisface la conciencia. Dice el Profeta:

“Entonces, al ver esto, vuestro corazón se regocijará, y vuestros huesos florecerán como la hierba, y será manifestada la mano del Eterno en favor de sus siervos, y El se indignará contra sus enemigos. Pues he aquí que el Eterno con fuego vendrá, y como torbellino sus carros de guerra; para retribuir su ira con furor, y su reprensión con llamas de fuego. Porque con fuego el Eterno entrará en juicio, y con su espada para con toda criatura; y serán muchos los que serán muertos por el Eterno. Los que se unen y se purifican para entrar a los jardines donde se encuentra el ídolo, grupo tras grupo, a fin de servirle; los que comen de la carne del puerco y de los reptiles y del ratón, serán destruidos juntamente, dice el Eterno”.

De manera evidente se condena a los enemigos del Pueblo Hebreo, y se les promete destrucción. Y enseguida se trata con la misma dureza a quienes se alistan para profesar la idolatría, contrariando los mandatos del Eterno. Pero, ¿Hay, en estos tiempos, idolatría? ¿Existen esos falsos dioses? ¡Claro que sí! El dios arrogancia que nos hace pensar: “¿quién como yo?”; el dios codicia, que nos hace atesorar sin pensar en los demás, a veces ni en nuestra propia familia y algunos otros dioses más conocidos, como el dios dinero, al cual se ha llegado a adorar en forma tal, que no importa qué tan reprobables sean los actos que se cometan con tal de conseguirle. Esos son los modernos ídolos. Y continúa el Profeta:

“Porque Yo (conozco) sus obras y pensamientos, viene el tiempo en que juntaré todas las naciones y las lenguas, las cuales vendrán y verán mi gloria. Y pondré enmedio de ellas una señal; y enviaré los escapados de ellas a las naciones, a Tarsís, a Pul y a Lud, cuyos pueblos saben manejar al arco, a Tubal y a Javán, y a los moradores de las islas lejanas que no han oído mi fama ni han visto mi gloria; y ellos anunciarán mi gloria entre las naciones. Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, como presente al Eterno, en caballos y en carros y en vehículos cubiertos y en mulos, con danzas, a mi santo monte, a Jerusalem, dice el Eterno, como traen los hijos de Israel la ofrenda, en vaso puro, a la Casa del Eterno. Y también de ellos tomaré algunos para (servir a) los sacerdotes y a los levitas, dice el Eterno. Porque así como los nuevos cielos y la nueva tierra que voy a hacer, permanecerán delante de Mí, dice el Eterno, así también permanecerá vuestra posteridad y vuestro nombre”.

¡Qué magnífica manera de presentar la posibilidad de reunir de nuevo a todos los hijos de Israel! Puede verse cómo hubo esta Aliyá al término de la Segunda Guerra Mundial, creando la “nueva tierra” de Eretz Israel, sin embargo la “Casa del Eterno” ya no existe más. Por otro lado, la permanencia para la posteridad del Pueblo Hebreo, ha sido hasta este momento sostenida. Muchos han sido los pueblos que han pasado por la historia, mientras ha durado la supervivencia del Pueblo Hebreo. Ninguno de ellos ha sobrevivido. Han desaparecido producto de la asimilación, la aculturación y la transculturación. Y el Pueblo del Libro sigue vivo y en acción constante, miles de años después de la salida de aquella tribu de Ur de Caldea. El Pueblo de Israel, vive. Termina el Profeta:

“Y sucederá que en cada luna nueva y en cada sábado, vendrá toda criatura para postrarse ante Mí en el Santuario, dice el Eterno. Estos saldrán y mirarán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra Mí; pues su gusano no morirá, y su fuego (infernal) no se apagará; y serán objeto de desprecio para toda criatura. Y sucederá que en cada luna nueva y en cada sábado, vendrá toda criatura para postrarse ante Mí en el Santuario, dice el Eterno”.

¡He aquí la promesa de que continuaremos guardando el Shabbat ad-aeternam! Siempre que haya un alma judía mirando hacia el Oriente en recordatorio de dónde se encuentra Jerusalem, y hagamos nuestro servicio, ya sea en la Sinagoga o en la intimidad de nuestros hogares, estaremos cumpliendo con esta profecía: Seguiremos ante el Eterno en completa disposición del cumplimiento de sus mandamientos éticos.

B”H

25 Adar 5780
Yitzhak ben Avraham ve Sarah

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